El último informe mensual de seguimiento del Plan Especial de Sequía de la cuenca del Duero, con fecha del pasado 1 de agosto, registra ya el nivel de «alerta» (previo al máximo de «emergencia») en los dos sistemas de la provincia de Palencia, Carrión y Pisuerga. Hasta ahora, el primero había salvado ese penúltimo peldaño en el indicador de escasez, mientras el segundo permanece en esa situación de alerta desde la pasada primavera, síntoma evidente del déficit estructural de este sistema. El dato del Pisuerga se encuentra, de hecho, en niveles muy semejantes a los del pasado año por estas mismas fechas (cabe recordar que a finales del verano de 2022 este sistema llegó al nivel de emergencia).
Los regantes del Pisuerga tienen motivos de preocupación en un verano tan seco como el actual, que está llevando a los embalses de este sistema (Cervera-Ruesga, Requejada y Aguilar de Campoo) a niveles muy semejantes a los del pasado año por estas mismas fechas.
Según los datos de la Confederación Hidrográfica del Duero, este miércoles 16 de agosto los tres embalses acumulan 73,6 hectómetros cúbicos, el 23,3% de su capacidad total. Son cifras similares a las de hace un año (68,3 hm3) y, en todo caso, muy por debajo de la media de la última década a estas alturas de campaña (161 hm3).
En el citado informe mensual del Plan Especial de Sequía (PES), con datos de julio, el sistema Pisuerga se mantenía en «sequía prolongada» en el indicador de sequía, una situación que prácticamente arrastra desde comienzos del verano de 2021, ya que apenas la abandonó por muy escaso tiempo en el tránsito entre ese año y 2022, así como en los primeros meses de este 2023.
Por lo que respecta al indicador de escasez, el Pisuerga va aproximándose al nivel máximo de «emergencia», tras permanecer ininterrumpidamente desde la pasada primavera en el escalón previo de «alerta», rango que el sistema Carrión pudo abandonar temporalmente gracias, en parte, a las precipitaciones registradas a finales de mayo y en el mes de junio.
Cabe recordar que el Plan Especial de Sequía en vigor prevé, en los actuales escenarios de escasez, reducciones efectivas de hasta el 50% en la demanda de riego (incluso aun habiéndose concedido en junta de gobierno de la CHD), unos recortes en la asignación de riego a cada sistema que pudieran llegar al 100% si se llegara al escenario de «emergencia».
AGUILAR, CON EL MISMO AGUA QUE EN 2022. El sistema Pisuerga, tras una ligera mejoría temporal en el indicador de escasez, ha vuelto al nivel de 0,20 que presentó en mayo. Este índice se calcula en función del total de volumen almacenado en los tres embalses del sistema (Cervera-Ruesga, Requejada y Aguilar de Campoo), que esta semana se sitúan ya sólo en el 23% de su capacidad, con el embalse de Aguilar por debajo del 18%, en 43,7 hectómetros cúbicos, poco más de un tercio del promedio de la década y la misma cantidad de agua almacenada que en 2022 a estas alturas de año.
Por su parte, a fecha también de este miércoles 16 de agosto, según los datos de la CHD, los dos embalses del sistema Carrión (Camporredondo y Compuerto) se sitúan actualmente por debajo de un tercio de su capacidad total (33,1%), con un volumen embalsado de 54,2 hectómetros cúbicos. Esa cifra se halla, más o menos, a medio camino entre el promedio de la última década a estas alturas de año hidrológico (69 hm3) y el bajísimo nivel que presentaban en 2022 por estas mismas fechas (36 hm3).
En el último informe del PES, el sistema Carrión sigue en el estado de «sequía prolongada» al que cayó en el anterior informe sobre este índice que se elabora con los aportes acumulados en el ultimo medio año (medidos en los embalses de cabecera y en estaciones de aforo a lo largo de la cuenca de cada río) y con las precipitaciones de los últimos nueve meses. Por lo que respecta al indicador de escasez, el Carrión ha caído a nivel de «alerta», pero con un registro —0,28— que aún aleja en esta cuenca el fantasma del escenario de emergencia, umbral fijado en 0,15 al que sí se acercó el sistema Pisuerga (0,20) en este último informe publicado del PES.
La incertidumbre sobre las posibilidades de acabar una campaña de riego que, un año más, ya ha venido marcada por la restricción, no hace sino evidenciar la necesidad de inversiones públicas que palíen el déficit estructural de almacenamiento y regulación que padece la provincia de Palencia, y que limita no solo el desarrollo del sector agrario, sino su directa repercusión en la economía palentina./