Explotación ganadera que cierra, explotación ganadera perdida. La alarmante falta de relevo de las actividades pecuarias vuelve a constatarse con los recientes datos de las declaraciones de entregas de leche por parte de la ganadería de vacuno, difundidos cada mes por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Sólo 701 explotaciones ganaderas de vacuno de Castilla y León efectuaron entregas de leche el pasado febrero, según el último informe publicado correspondiente a ese mes.
No es aventurado suponer que, a estas alturas de año, nuestra comunidad ha bajado ya del umbral de las setecientas explotaciones de vacuno lácteo. De hecho, desde 2018 la región viene perdiendo de promedio unas seis explotaciones cada mes.
De las 1.139 que entregaron mercancía en marzo de ese año, hemos pasado a las 701 de febrero. Es decir, en el último sexenio han cerrado alrededor de 440 explotaciones de vacas lecheras en Castilla y León.
ESPAÑA, DEFICITARIA. En términos porcentuales supone el cierre del 39 % de las explotaciones (a grandes rasgos, echaron la persiana dos de cada cinco), una auténtica reconversión sectorial en este segmento de la ganadería, más incomprensible aún si tenemos en cuenta que España es deficitaria en leche.
Los datos de importación de 2023 no pueden ser más reveladores. El pasado ejercicio se registró un fuerte incremento de entradas a nuestro país de leche líquida y de nata, al superarse la barrera de las 200.000 toneladas, algo que no sucedía desde el fin de las cuotas lácteas en 2015 y que suponen casi una cuarta parte más (+23,5 %) de las que llegaron en 2022.
Los cierres de explotaciones ganaderas lácteas son un verdadero drama nacional. En lo que va de siglo, se han cerrado cerca de cincuenta mil granjas. De las sesenta mil explotaciones que había en España en el año 2000, actualmente quedan unas diez mil.
PRESIÓN DE LA INDUSTRIA. La Ley de la Cadena Alimentaria se ha mostrado ineficaz a la hora de frenar esta sangría, porque la causa principal de los cierres sigue cifrada en la falta de rentabilidad, por unos altos costes de producción y unos precios insuficientes que paga una industria con la sartén por el mango, que está actualmente presionando los precios a la baja.
El último año ha caído el precio que el ganadero percibe por su leche. De 0,60 euros/litro que, según el informe ministerial, se declaró de promedio en febrero de 2023 se ha pasado a los 0,515 euros/litro del pasado febrero, último dato publicado, una caída interanual del -14,6 %. Nada extraña que los ganaderos echen números y, en muchos casos, opten por tirar la toalla: sacrificar sus vacas para carne y poner fin a su actividad./