La organización advierte que la situación se ha ido de las manos y que los ratones invaden el campo de muchas zonas de la provincia

ASAJA PALENCIA denuncia la situación que se está viviendo en el campo de la provincia, que de nuevo sufre una plaga de topillos, especialmente en pueblos de comarcas como las de Villarramiel, Villada, Carrión, Osorno o Paredes de Nava. Una situación que pone de manifestó la ineficacia de las medidas propuestas por la Junta.
La invasión de roedores está llegando a niveles alarmantes, en un momento en que los agricultores no pueden ya frenar el avance por estar muy adelantada la campaña, y se observan parcelas que no se van a poder cosechar.
En los cultivos de alfalfa, cereal, girasol o vezas se pueden ver miles de agujeros de las huras, se aprecian los corros que dejan los ratones que atacan la caña de la espiga y dejan patentes los daños a gran escala que están produciendo en esas zonas más castigadas, donde la cosecha va a verse reducida considerablemente.
Los agricultores temen que puedan multiplicarse los daños aún más, ya que la amenaza de plaga que se advirtió al principio del año agrícola no se ha frenado con las medidas arbitradas por la Junta.

Los afectados aseguran que las proporciones de la plaga son aún mayores que la que castigó a la provincia en 2007, y temen que se vuelva a repetir la catástrofe de entonces. Sin ánimo de alarmar a la población, ASAJA advierte a la Junta que prepare a sus servicios sanitarios para recibir de nuevo decenas de casos de tularemia tanto en personas como en animales.
ASAJA PALENCIA cree que la situación se ha ido de las manos, y que la administración no ha aprendido la lección, ya que las restricciones a la quema controlada de rastrojos han impedido la eficacia de esta medida, permitiendo la propagación de la plaga.
La organización considera que el resto de medidas de la Junta, como es la instalación de cajas nidos para las rapaces, sólo han supuesto una actuación para tapar la boca a los ecologistas. Como tampoco fue efectivo el reparto de rodenticida, acompañado de unas irracionales exigencias medioambientales que hicieron desistir de los tratamientos a los afectados por resultar imposible su aplicación
Lo que no se explican los agricultores es la ineficacia de la administración para cortar con una situación que desde hace siete años se repite en mayor o menor medida, y que después de todos estos años no se hayan hecho las cosas de forma efectiva, por miedo a las denuncias de los ecologistas.
“Se han autorizado las quemas de rastrojos en un momento inadecuado, cuando las condiciones de humedad han impedido su efectividad, y se ha intentado aplicar el tratamiento dejando una pastilla en cada agujero, una medida tercermundista”, denuncia ASAJA, donde todos los días llegan nuevas quejas por la plaga.
El panorama en las zonas afectadas no deja lugar a dudas: topillos muertos, miles de huras y galerías excavadas en los sembrados, ratones en los paquetes de alfalfa, la aparición de la plaga de mosca negra, la ausencia de liebres por efectos de la tularemia en las zonas donde no se han hecho tratamientos o la proliferación de malas hierbas que invaden los huecos que dejan las plantas arrasadas por los roedores.
ASAJA PALENCIA asegura que si se hubiesen tomado las medidas necesarias el campo no estaría ahora en esta situación límite, imposible de recuperar en estos momentos. Por ello insta a los responsables de la administración regional a que salgan a los pueblos afectados y hagan una valoración de las pérdidas económicas que la organización considera millonarias, en unos momentos en que el sector no puede permitirse perder ni un céntimo de rentabilidad. Finalmente, ASAJA exige que de una vez por todas se planteen medidas en serio para atajar las poblaciones de topillos.