JOSÉ LUIS MARCOS | Presidente de ASAJA-Palencia

A las personas ajenas a nuestra profesión les cuesta comprender que este otoño hayan vuelto a las calles las protestas de las organizaciones agrarias, con ASAJA en cabeza, después de una cosecha cerealista de 2024 relativamente buena.

Ciertamente, en términos generales, el cereal de invierno nos ha dado unos rendimientos por encima de la media de la última década; eso sí, con la lógica diferencia según productos, sistemas de cultivo, comarcas…

Es lo lógico de cada campaña, si consideramos que la agricultura y la ganadería (y nunca nos cansaremos de decirlo) no funcionan como las matemáticas, por más que en los despachos se empeñen en verlo así cuando dictan sus normas esos políticos y burócratas que tendrán muchas carreras, pero no han visto una carrera de cebada ni en fotografía.

MANIFESTACIÓN ANTE LA DELEGACIÓN DEL GOBIERNO. A mediados de octubre, una nutrida representación del campo palentino y de nuestra organización acudía a Valladolid para manifestarse ante la Delegación del Gobierno en Castilla y León en defensa de nuestro cereal, con el lema  «Costes, importaciones y especulación arruinan nuestra producción».

En efecto, no pocos profanos, que han oído por ahí las campanas de que este año hubo buena cosecha, despachan estas nuevas movilizaciones con un despectivo comentario: «¡Ya están llorando otra vez los agricultores!».

RECONVERSIÓN SILENCIOSA. Pues sí: aunque no nos gusta el término llorar, presumimos de alzar la voz, porque peligran muchas explotaciones cerealistas de nuestra provincia, que asiste a una reconversión lenta y silenciosa —salvo por el ruido que armamos de vez en cuando los agricultores— en uno de los tradicionales pilares de la economía y de los empleos directos e indirectos de Palencia, «granero de España», según dice nuestro himno.

Cuando salta la noticia del cierre de una empresa o de un comercio, lo que implica la pérdida de un puñado de puestos de trabajo, la sociedad palentina comprende ese problema y empatiza bien con los perjudicados. Y nos parece de justicia que así sea.

PEAJE EN RIQUEZA Y EMPLEOS. En cambio, parece que no nos damos cuenta de que unos precios por debajo del coste de producción, como los que se ofrecen a los agricultores cerealistas de nuestra provincia al menos desde la primavera de 2023, también conllevan un grave peaje en términos económicos y de empleo para Palencia.

Tal y como venimos denunciando desde ASAJA, desde el inicio de la guerra de Ucrania padecemos un alza de costes que —si bien se ha moderado algo— repercute de tal modo en nuestros gastos que nos obliga, para no producir a pérdidas, a coger rendimientos de al menos tres mil kilos por hectárea y a que el grano se nos pague a un precio del 30 % más que el que hoy día se nos ofrece por la mercancía.

La situación actual deja en papel mojado las páginas del Boletín Oficial del Estado donde aparece la Ley de la Cadena Alimentaria publicada desde 2013 y modificada en 2021 con unas medidas para, supuestamente, «mejorar su funcionamiento». Pero este contexto implica algo más grave: por segundo año consecutivo, se obliga a nuestros productores de cereal a que sus horas de trabajo y la amortización de sus inversiones salgan de sus costillas. ¡Como para no… llorar!

«Los costes de producción actuales nos exigen EN LOS CULTIVOS DE CEREAL ALCANZAR AL menos 3000 kilos DE RENDIMIENTO por hectárea, pero que además el GRANO se NOS pague el 30 % más que ahora»