2024 se ha saldado como otro año más de maltrato a decenas de agricultores de la provincia de Palencia afectados por las obras de construcción de la línea de alta velocidad a Cantabria. De nada han servido las quejas de las organizaciones profesionales agrarias, como ASAJA, ni las denuncias y las peticiones formuladas por los directamente afectados, a través de las juntas agropecuarias locales y los ayuntamientos, como las que se plantearon en varias localidades del tramo Amusco-Osorno, que el último año entró ya en la recta final de su ejecución.

Tal y como conocen los espectadores de nuestro espacio Campo Palentino (que abordó la cuestión en el programa emitido hace aproximadamente un mes), el maltrato y el desprecio han sido constantes en los trabajos de ejecución de las obras de dicho tramo. Así lo expresaba en una entrevista el agricultor y socio de ASAJA-Palencia Juan Jesús Rico, con explotación en Frómista, uno de los términos más afectados.

Imagen donde se aprecia el daño ocasionado en las parcelas al construir el vallado justo al borde del terreno expropiado para la línea del AVE en el tramo Amusco-Osorno.

Quede claro que ASAJA no se opone a la modernización de las infraestructuras de comunicación, ni mucho menos. Pero —al margen de las indemnizaciones por los procedimientos de expropiación— nuestra organización sí reclama, en primer lugar, que se tengan en cuenta los factores y valores de los bienes agroganaderos al elegir las alternativas (algo que suele menospreciarse); en segundo lugar, que mientras se efectúen las obras se ocasione el menor daño posible a esos bienes y las labores agrarias ordinarias; y en tercer lugar, que una vez ejecutada la inversión se restaure la zona de la mejor manera posible también para el ejercicio de la agricultura y la ganadería.

Adif Alta Velocidad adjudicó a mediados de 2021 la construcción de la plataforma ferroviaria del tramo Amusco-Osorno, en la línea de alta velocidad Palencia-Aguilar de Campoo, a la Unión Temporal de Empresas (UTE) compuesta por Torrescámara y CIA de Obras, Constructora San José, y Obras Públicas y Regadíos, por un importe cercano a los ochenta millones de euros y con un plazo de ejecución de cuarenta meses. El tramo, con una longitud de veintidós kilómetros, discurre por los términos municipales de Amusco, Támara de Campos, Frómista, Marcilla de Campos y Osorno.

Prácticamente desde que comenzaron las obras han sido continuos los problemas para los agricultores, a quienes se les dificultó sobremanera el acceso a sus propias parcelas para las diferentes labores. En muchos casos se eliminaba el acceso sin crear uno alternativo hasta que se reclamaba. También se suprimían los aliviaderos naturales de las aguas, con lo que se acumulaban y se generaban encharcamientos.

AL BORDE JUSTO. Más recientemente se han construido los vallados de protección que lleva toda la línea de alta velocidad justo al borde de los terrenos expropiados, de modo que, para la ejecución, han invadido con maquinaria pesada (retroexcavadoras, hormigoneras, camiones…) y con el personal de obra parte de parcela no expropiada, ocasionando daños en los terrenos. Asimismo, cualquier reparación futura de las vallas implicará acceder a las parcelas.

De poco o nada han servido diversos escritos y peticiones verbales planteadas por los agricultores a la dirección de obra. Caso omiso. Tampoco se ha pensado en el agricultor a la hora de plantear los futuros accesos a las parcelas, lo que obligará a continuos montajes y desmontajes de peines de cosechadora y aperos de los tractores para poder entrar en las fincas y transitar de unas a otras, aun estando relativamente próximas y no tener que salirse de zona rural.

Echarcamiento en parcelas al suprimirse los aliviaderos naturales con la construcción de la plataforma de la línea del AVE en las inmediaciones de Frómista.

PARCELAS VALIOSAS. Ese comportamiento vino a sumarse a las incomprensibles actuaciones de uso como graveras y préstamos de tierra (para su utilizacion como rellenos, base de la plataforma o construcción de taludes), excavaciones efectuadas en parcelas de gran calidad agronómica, o bien donde afloraba enseguida el agua por su proximidad al Canal de Castilla o a otros acuíferos; o que ya se encontraban modernizadas y concentradas, sin que las compensaciones que se estipulan en las expropiaciones satisfagan la totalidad de perjuicios ocasionados en terrenos e infraestructuras de regadío.

En definitiva, si nuestros cerealistas tienen la sensación de que los bajos precios que reciben por su mercancía están costeando la solidaridad con el pueblo de Ucrania a raíz del conflicto bélico, los agricultores a quienes pilla el desarrollo de la obra de la alta velocidad sienten que ADIF ha enviado un ejército de caballos montados por atilas, cuyo único objetivo es atravesar como sea, nazcan o no después los herbáceos que nos dan de comer./