Desde el inicio de la pandemia, el sector agrario ha obtenido un reconocimiento que siempre se nos había negado, por unos u otros motivos, que no merece la pena recordar aquí. Por fin se valora a nuestro sector por lo que representamos, la producción de alimentos de calidad a precios asequibles y garantizando el abastecimiento de todos los productos y para todos los mercados.
En Palencia, por el tipo de agricultura y ganadería que desarrollamos, no ha habido ERES, ERTES, y tampoco tengo noticias de ningún despido como consecuencia y efectos del maldito COVID-19. Incluso me atrevería a decir que la gente del campo vivimos en una burbuja (ahora tan de moda) en el desarrollo de nuestra actividad profesional. En la mayoría de los casos trabajamos solos, en el campo, o en nuestras naves ganaderas, y casi siempre nuestra distancia de seguridad se mide en kilómetros, no en metros. Podemos desarrollar toda una jornada de trabajo sin tenernos que preocupar de guardar la distancia social.
Todo ello no quiere decir que no estemos expuestos a contagiarnos: tenemos familia, amigos, nos relacionamos, y fuera de nuestra actividad profesional somos ciudadanos de este mundo, al que hoy se le tambalean todas sus estructuras. Además somos un colectivo envejecido, y todos sabemos que esta condición es un agravante en caso de enfermar. Pertenecemos y vivimos en el tan denostado mundo rural, donde la característica principal es la edad de los habitantes de los pueblos, muy elevada y por lo tanto, a pesar de la soledad de nuestra profesión, tenemos un entorno de alto riesgo en lo que respecta al COVID-19.
Ahora que estamos de nuevo inmersos en una ola de contagios, que más bien parece un tsunami, quiero pediros a todos que extreméis todas las precauciones para evitar contagios y trasmitir la enfermedad. Lo tenemos que hacer por nuestras familias, amigos, por las personas con las que mantenemos contacto diario, por nosotros. Con la sociedad tenemos una doble responsabilidad que atender. Por un lado la producción de alimentos, y también el sector agrario tiene que ser un ejemplo en el cumplimiento de todas las medidas para frenar los contagios y evitar que la enfermedad se propague aún más. En la gran familia de ASAJA-PALENCIA ya hemos perdido varios miembros por esta maldita pandemia, y mucho me temo que volveremos a despedir en la distancia a algún otro.
Sé que vamos a seguir trabajando con la ilusión de siempre para que a la sociedad no le falte ningún producto de alimentación. También debemos estar a la altura como sector en la lucha contra el coronavirus. Si pudiera pedir un deseo, este sería, que cuando hayamos superado esta crisis sanitaria, no faltara nadie más. Ya hemos pagado un tributo demasiado caro en vidas humanas.