A las campañas de desprestigio se suman ahora las dificultades de comercialización en la hostelería
La ganadería de carne, tanto de vacuno como de ovino, venía sufriendo en los últimos años una crisis de precios, provocada por un descenso del consumo, consecuencia de las campañas de desprestigio alentadas por los “verdes”, ecologistas y mal llamados animalistas.
La imagen negativa que se ha intentado trasladar a la sociedad, centrada en contaminación, medio ambiente o riesgos para la salud, ha pasado factura a un sector que ha demostrado una gran profesionalidad y que ofrece productos de gran calidad.
Unos ataques que han provocado un descenso en el consumo, y por tanto en el precio de los productos cárnicos. En el caso del vacuno, la crisis empeoró desde 2018, con descensos de precio entre el 7 y el 9 por ciento, y ahora, en medio de una pandemia sanitaria con consecuencias nefastas en la hostelería, ha llegado hasta el 13 por ciento en casos como la carne de añojo. Pero en general, en todas las categorías de vacuno –añojo, novillas, terneros frisones y pasteros y vacas- se ha producido este descenso en consumo y precios.
Además, el almacenamiento privado, que se perfiló en un principio como una posible solución, no ha tenido un efecto visible en las categorías de mayor valor, que eran las más demandadas en el sector de la restauración.
En el sector ovino la situación no es mejor. Los lechazos han corrido la misma suerte, ya que se trata de un producto consumido mayoritariamente en la restauración, de manera que en los peores momentos del estado de alarma de primavera llegaron a pagarse solamente 25 euros por lechazo. Este maltratado sector sufre además los bajos precios de la leche de ovino, que han hecho casi insostenible el mantenimiento de las explotaciones que apenas podían cubrir los costes de producción.
Asaja Palencia denuncia esta situación de bajos precios de la carne de vacuno y ovino y pide que se adopten las medidas necesarias para que se corrija la actual crisis del sector. Un sector, el de los ganaderos de carne, especialmente castigado y que no obstante ha demostrado ser tan necesario para proveer de alimentos de calidad y con todas las garantías higiénico-sanitarias a la población en esta pandemia.