La organización denuncia el abandono en que se encuentran los ríos y arroyos que impide el flujo del agua y actúan como reservorio de topillos
ASAJA Palencia denuncia el estado de abandono en que se encuentran una gran parte de los cauces de ríos y arroyos en la provincia, llenos de maleza y vegetación propia de las zonas de ribera que impiden el flujo normal del agua así como su capacidad de desagüe.
La organización recibe a diario las quejas de agricultores y ganaderos que sufren daños en sus parcelas colindantes cuando hay alguna crecida de los ríos. Además observan con preocupación cómo la suciedad de los cauces actúa como reservorio de los topillos e impide el fin de las plagas que están dañando de forma muy grave a los cultivos.
“La Confederación Hidrográfica del Duero es muy exigente con el administrado, pero se exige poco o nada a sí misma, y la prueba es el estado lamentable de ríos y arroyos invadidos de vegetación”, denuncia ASAJA. “El organismo de cuenca recibe avisos continuados de los afectados por esa falta de limpieza pero no realiza ningún tipo de actuación, y lo peor es que está cobrando a los agricultores por limpiar en aquellos lugares donde debería hacerlo la CHD. Incluso el Ministerio de Fomento sigue el ejemplo de Confederación y cobra igualmente por esas labores en las zonas de su competencia”.
Ante esta situación ASAJA Palencia vuelve a reivindicar la limpieza de los cauces y denuncia su abandono, lo que provoca buena parte de los desbordamientos en época de lluvias y por consiguiente, daños en cultivos, fincas, infraestructuras rurales y explotaciones ganaderas. La organización hace un llamamiento a la CHD para que realice una verdadera labor de limpieza y conservación de cauces y se eviten situaciones como las vividas reiteradamente en localidades ribereñas.
Estado del arroyo Santervás a su paso por Herrera de Pisuerga. En este caso la maleza sobrepasa en altura prácticamente a la carretera, y hace imposible distinguir el cauce.
Aquí vemos el Ucieza a su paso por la localidad de Población, un verdadero «río» de vegetación