Por Honorato Meneses
Presidente de Asaja Palencia
El Parlamento Europeo decidía en junio prohibir el uso de fitosanitarios en las Superficies de Interés Ecológico (SIE), ratificando así la propuesta del Consejo de Ministros de la UE y de la Comisión Europea, por lo que la prohibición entrará en vigor cuando nuestras administraciones transpongan la normativa europea. La decisión del Parlamento es sorprendente dado que la Comisión de Agricultura del propio Parlamento se posicionó en contra de esta medida.
Conviene recordar que la Superficie de Interés Ecológico -que consiste en dejar un 5 por ciento de barbecho o sembrar un 7,15 por ciento de cultivos fijadores de nitrógeno- es obligatoria para cumplir con el pago verde (greening). Además de fijar nitrógeno -y por lo tanto enriquecer el suelo-, son cultivos proteicos que van desde leguminosas de consumo humano como garbanzos o lentejas hasta forrajeras como la alfalfa, vezas o guisantes.
Sin embargo, la prohibición de los fitosanitarios en estas superficies SIE, que tendremos que tener en cuenta en próximas siembras, provocará la desaparición de buena parte de estos cultivos incluidos en el 7 por ciento, ya que ningún agricultor se puede permitir el lujo de sembrarlos si no va a poder mantenerlos sanos utilizando fitosanitarios. Ante esta perspectiva, se incrementará la superficie no cultivada, disminuirá la de leguminosas, y finalmente, se quedará sin sentido el objetivo con el que surgieron las Superficies de Interés Ecológico.
Es un contrasentido promover unas medidas que incentiven ciertos cultivos y al mismo tiempo, hacer leyes para impedir cultivarlos, lo que demuestra que las instituciones europeas legislan de espaldas al sector y desconociendo su realidad.
Durante la primavera de este año se nos ha bombardeado desde las instituciones para que los agricultores y ganaderos contestáramos una encuesta sobre el futuro de la PAC. Algo debemos estar haciendo mal, ya que la mayor parte de las personas que han contestado son ajenas al sector, sin olvidar que además la participación ha sido mínima.
Si ya existe una evidente desafección hacia las instituciones europeas, peor lo ponen con decisiones como la prohibición de fitosanitarios en las SIE. Constantemente nos hablan de simplificar las normas y su aplicación, pero volvemos a encontrarnos con la cruda realidad: una norma más, un problema más y un nuevo perjuicio para la economía de las explotaciones, porque donde antes se podía sembrar un cultivo proteico, obtener un rendimiento económico y mejorar las rotaciones agrícolas, ahora esas parcelas van a estar condenadas al barbecho y, por tanto, sin beneficio alguno.
El mayor perjudicado será el profesional que realiza agricultura de conservación -mínimo laboreo, siembra directa,…-, porque habrá un 5 por ciento de superficie donde no podrá utilizar fitosanitarios, lo que le obligará a labrar el terreno para conseguir el barbecho. Otro contrasentido: se incide constantemente en que hay que reducir las emisiones de CO2, pero lo que van a conseguir es que los agricultores que menos emisiones generan tengan que aumentarlas. Cualquiera diría que Trump está detrás de todo esto.