Pide urgentemente una comisión especial con presencia de Agricultura, Medio Ambiente y Sanidad

 

La amenaza de una catástrofe de dimensiones incalculables se cierne sobre el sector agrícola de la provincia. Así lo ha denunciado ASAJA después de cuantificar los daños provocados hasta ahora por la plaga del topillo. La organización maneja además unas previsiones muy pesimistas sobre lo que le espera al campo palentino de no actuar con urgencia, para frenar lo que está adquiriendo ya proporciones de crisis.

 

A un millón de euros ascienden los daños que a fecha de hoy pueden cuantificarse en la provincia de Palencia a causa de la plaga del topillo. ASAJA ha llevado a cabo una valoración de los destrozos que, lejos de remitir, día a día va en aumento.

 

De momento se han presentado en la organización 170 reclamaciones de otros tantos agricultores afectados por el problema, aunque desde ASAJA se calcula que este número sólo supone un 20 por ciento de las que acabarán llegando.

 

Basándose en este estudio, se puede cifrar la superficie afectada en 200.000 hectáreas correspondientes a cereales, alfalfa, colza, vezas, guisantes y yeros, fundamentalmente, de las cuales 20.000 necesitan de una resiembra.

 

Ante la impasibilidad de la administración, a la que reiteradamente se le han pedido soluciones, ha sido ASAJA la única que ha puesto a disposición de los agricultores algún instrumento que les sirva para luchar contra el problema, instándoles a presentar un informe valorando los daños en las fincas, con el objetivo de que se compensen económicamente los daños.

 

La gravedad del problema ha llevado a ASAJA a exigir la creación urgente de una comisión especial con la presencia de las Consejerías de Agricultura, Medio Ambiente y Sanidad, que acabe que la situación de indefensión que padece el sector. Una situación que se está agravando al constatarse la aparición en algunas liebres de la comarca de Campos de tularemia, una infección común en roedores cuyo contagio no descartan los expertos.

 

La plaga, que afecta principalmente a la comarca de Campos, aunque también se ha extendido a El Cerrato, Saldaña-Valdavia y Boedo-Ojeda, tiene como causas no sólo las lluvias abundantes y las temperaturas suaves del otoño, sino también las normas de condicionalidad que impone la normativa PAC, principalmente la prohibición de quemar rastrojos. En este sentido, ASAJA ha pedido que se permitan realizar quemas controladas para evitar los excesos de maleza en los límites de las parcelas, ríos arroyos y caminos, que son las zonas donde el topillo se resguarda en otoño.

 

Además ASAJA ya ha solicitado a la Comisión Territorial de Seguros Agrarios que se arbitren medidas de apoyo a los afectados, estableciendo excepcionalmente una línea de ayudas para compensar a los agricultores por las pérdidas, ya que los seguros actuales no cubren este tipo de catástrofes.

 

Alarma

La plaga de topillos comenzó a finales de verano, y con las lluvias del otoño, se ha desarrollado hasta terminar con la semilla de grandes superficies sembradas que en la actualidad presentan un estado tan lamentable que parece que no están sembradas, y que en muchos casos han obligado a resembrar, con el riesgo consiguiente de que esta segunda siembra también se pierda.

 

El topillo se deja ver en las fincas de cultivo con cierta frecuencia, pero la alarma ha surgido este año por las proporciones que ha tomado, ya que no ha desaparecido con las primeras heladas del invierno.

 

ASAJA considera que si la plaga no se controla de forma inmediata, debido a la capacidad de multiplicación que tiene este roedor, lo que ocurra en los próximos meses puede ser una autentica catástrofe. Hay que tener presente que un topillo a los treinta días de nacer, ya es capaz de procrear, con lo cual la cadena de descendientes en seis meses pueden llegar a ser de miles.