ASAJA-PALENCIA quiere salir al paso de las críticas de los grupos ecologistas hacia la utilización de clorofacinona para acabar con la plaga de topillos que afecta a la provincia y que ha causado graves daños en los cultivos de Campos y otras comarcas.

Estas asociaciones que se autodenominan “conservacionistas” avisan de las consecuencias que tendrá la aplicación de este producto en una zona con alto valor medioambiental, sin darse cuenta de que ese valor hay que atribuírselo prácticamente en su totalidad a los agricultores, que son los que día a día se encargan de mantener la sostenibilidad del medio rural en esas zonas, realizando unas labores agrícolas que, como de todos es conocido, sufren graves penalizaciones si no se ajustan a la normativa europea de condicionalidad ambiental.

Queremos recordar a los grupos ecologistas que si no se actúa pronto contra la plaga de topillo, los agricultores se verán obligados a abandonar su actividad en las zonas afectadas, y que entonces ya no habrá nadie que “conserve” el medio, salvo que esos “conservacionistas de fin de semana” den el relevo a los agricultores.

ASAJA considera que es muy cómodo lanzar críticas y amenazas de denuncia contra un colectivo ya de por sí amenazado por múltiples causas, cuando quien las lanza no tiene en el campo su forma de vida, sino que más bien lo considera una forma de ocio y diversión para los fines de semana.

La organización agraria recuerda también a estos grupos que desde que se declaró la plaga a principios de otoño, los agricultores han soportado estoicamente durante meses los daños irreversibles causados por el topillo en sus sembrados, viéndose obligados incluso a realizar resiembras de muchas parcelas. No han querido actuar por su cuenta ni utilizar métodos que pudiesen dañar el medio ambiente, y han esperado pacientemente hasta que la administración regional, con el beneplácito de Medio Ambiente, ha decidido utilizar la clorofacinona.

            ASAJA aconseja a las asociaciones ecologistas que se informen adecuadamente sobre el producto elegido para acabar con la plaga, la clorofacinona, que únicamente causará muertes entre la población de roedores. Igualmente ASAJA cree que estos grupos tendrían que estar enterados de la forma en que va a aplicarse, de los permisos necesarios para su aplicación, en definitiva, de la metodología que va a seguir un proceso escrupuloso en el que están implicados agricultores, administración regional, Cámara Agraria Provincial y cooperativas, es decir, todos los agentes que verdaderamente cuidan del medio rural y son los primeros interesados en mantenerlo.

ASAJA considera que están fuera de lugar las “lecciones” que ofrecen los grupos ecologistas sobre las causas de la plaga, que desde luego ellos no sufren, y lamenta que estas asociaciones muestren tanto interés en que a los agricultores que legítimamente pretenden lugar contra esta plaga les retiren unas ayudas indispensables para obtener una mínima rentabilidad para sus explotaciones.

La organización recuerda que viene exigiendo desde hace años la quema controlada de rastrojos para evitar problemas fitosanitarios como las plagas de topillo, nefasia, garrapatillo o langosta.

Por otro lado está comprobada la vinculación de la plaga de topillo y la propagación de la enfermedad de la tularemia que afecta a las liebres y puede contagiarse a las personas. Así lo reconocía ayer el consejero de Medio Ambiente. Ya se ha confirmado oficialmente la aparición de una liebre muerta por este motivo en Villaumbrales, y se espera el resultado sobre otros dos ejemplares en Ampudia y Becerril. Estamos ante un problema de carácter sanitario que requiere de una intervención como la que se aborda. Por ello causan mayor sorpresa las críticas de los ecologistas, que parecen centrarse más en la defensa de los roedores y el mantenimiento de esa especie que en el problema de salud que ya está provocando la plaga.