Los ataques de lobo a las ganaderías extensivas son algo que se podría reducir en gran medida con políticas que primaran al ganadero y sus animales en lugar de realizar una defensa desmedida de este carnívoro. En Palencia el principal problema reside en el norte de Palencia aunque esto no quiere decir que el resto de la provincia esté exento de él porque también ha habido ataques en otras zonas y de vez en cuando se ven lobos incluso cerca del casco urbano de grandes localidades de nuestra provincia.

La prohibición de su caza y el hecho de impedir que la Administración pueda controlar la población de lobos es lo que no se entiende porque no tiene lógica alguna. De todos es sabido que cada vez hay más lobos, e incluso parece que la Junta está elaborando un nuevo censo que apuntaría en este sentido. Pero no hay que engañarse, hay sectores de la sociedad y de las élites políticas que buscan la desaparición de la ganadería o al menos así lo parece, aunque lo disfracen de defensa del lobo, especie que debería vivir de forma mucho más controlada que ahora donde se dedica a campar a sus anchas un día tras otro.

Existen dos tipos de ataques de lobo, los reales y los oficiales, y los reales son muchos más porque los ganaderos están hastiados de tanto aguantar esta situación, que no tiene visos de mejora. Existen muchos ataques de los que los ganaderos no dan parte a la guardería e incluso hay muchos en los que directamente no se puede dar parte porque el potro, el lechazo o el ternero desaparece. La ganadería es una actividad sumamente sacrificada, cuesta mucho esfuerzo atender a diario al ganado y es muy difícil el relevo generacional que los pueblos de nuestra provincia necesitan. Debería darse facilidades a toda esta gente, que además oferta al mercado productos de gran calidad, en todos los ámbitos, y en el del lobo también.

En Palencia el número el último dato de ataques oficiales de que ASAJA ha sido conocedor muestra que han sido 171 los animales afectados en el año 2021. De ellos, 65 serían bovinos, 19 equinos, 17 caprinos y 70 ovinos. En 2020 la afección fue de 56 animales, con 32 bovinos, 5 equinos, 3 caprinos y 14 ovinos. En 2018 el total de animales atacados fue de 101, de los que 55 fueron bovinos, 16 equinos, 2 caprinos y 26 ovinos. En el año 2017 fueron 130 animales atacados, con 93 bovinos, 26 equinos, 1 caprino y 9 ovinos. En todos estos años han sido seis los perros que han perecido oficialmente defendiendo a su ganado, estos animales se sienten como uno más del rebaño y dan su vida por defender al ganado del lobo, quizá no se les da la importancia debida y se merecen un reconocimiento de todos.

Los datos de nuestra provincia son descorazonadores pero mucho peores son los regionales, donde en los últimos años los ataques no han hecho más que crecer. En el año 2021 ha habido 4.301 casos oficiales de ataques mientras que en 2017 fueron 2.981. Las provincias donde más perjuicios está causando el lobo son las situadas al sur del Duero, donde no se podía cazar al lobo, con Ávila a la cabeza (1.490 ataques) seguida de Segovia (891 ataques) y Zamora (890 ataques), en el conjunto de estas tres provincias se producen alrededor nueve ataques -oficiales- al día.

Cuando se tendría que estar hablando de controlar la población de lobos al sur del Duero nos encontramos en una huida hacia delante en pos de la protección del lobo, algo que la economía rural de nuestra región no se puede permitir.