Sexagésimo Congreso de la FNSEA (Federación Nacional de Sindicatos de Agricultores.)
DISCURSO DE CLAUSURA DEL PRESIDENTE DEL FNSE EN SEXAGÉSIMO CONGRESO
Sólo el discurso pronunciado da fe.
Sexagésimo Congreso de la FNSEA (Federación Nacional de Sindicatos de Agricultores.)
Metz, jueves 23 de marzo de 2006.
Discurso dirigido al Primer Ministro
Por Jean-Michel Lemétayer,
Presidente de la FNSEA
Señor Primer Ministro,
Señor Ministro,
Señor Prefecto
Señoras y Señores Parlamentarios,
Señoras, Señores Presidentes,
Queridos amigos,
Señor Primer Ministro, usted ha querido a pesar de una actualidad cargada, concluir los trabajos de nuestro sexagésimo congreso: el congreso de nuestras tres veces veinte años. En nombre de todos, se lo agradezco.
Tiene delante de usted a agricultoras y agricultores venidos de todas las regiones de Francia, que representan todas las producciones, todos los sistemas de explotación.
Tiene delante de usted toda la agricultura francesa.
(Sesenta años: aniversario de la FNSEA)
Cada campesino aquí presente, cada responsable profesional sabe que es depositario de la historia del sindicalismo agrícola francés que encarna la FNSEA.
En efecto, hace 60 años, en 1946, Eugène Forget, Presidente de la FNSEA, clausuraba nuestro primer congreso y pronunciaba el Juramento de la Unidad Campesina. Quiero también recordar que hace cincuenta años se creaba la comisión de las agricultoras. Mucho antes que otros, hemos reconocido el puesto de las mujeres en la agricultura.
Desde entonces, ¡Cuánto camino recorrido! ¡Cuántos combates llevados a cabo! ¡Cuántos progresos cumplidos!
El estatuto del arrendamiento rústico, la agricultura de grupo, el permiso de maternidad, el estatuto de adjunto colaborador, además de la jubilación complementaria y otros muchos avances que no tengo tiempo de citar: tantos progresos por los que hemos luchado.
¡Hemos cumplido la revolución silenciosa de los campos franceses, para hacer de los agricultores ciudadanos de pleno derecho, para hacer de la agricultura un sector económico y social de primer orden, para ganar la batalla de la independencia alimentaria!
Desde hace sesenta años, la FNSEA llena con firmeza y constancia su misión de intermediario. Vela por la preservación de los grandes equilibrios sociales y económicos.
Es uno de los eslabones esenciales de la democracia. Sabe comprometerse y tomar sus responsabilidades.
Sin la movilización de la FNSEA, ¿habría sido posible organizar la operación de solidaridad en el momento de la sequía de 2003? Sin nuestra implicación sobre el terreno, ¿sería posible administrar la puesta en marcha de los DPU? (Derecho a pago único). Sin nuestras propuestas, ¿la ley de orientación agrícola habría podido ser enriquecida?
¡Señor Primer Ministro, la política agrícola no puede hacerse sin nosotros!
Pero este aniversario, habríamos tenido más ánimo para celebrarlo si el ambiente no fuera tan sombrío en los campos. Las crisis, las bajadas de ingresos, las incertidumbres de la OMC (Organización Mundial del Comercio) nos sumen en el desarraigo.
Los campesinos esperan soluciones, perspectivas, esperanza.
(El patriotismo económico)
Usted ha lanzado, Señor Primer Ministro, la idea del patriotismo económico.
Su propuesta ha sorprendido pues la palabra patriotismo puede parecer anacrónica.
Por mi parte, me parece más interesante salir de las sendas derrotadas. El patriotismo económico no es ni el chovinismo limitado ni el repliegue de identidad.
Como usted ha señalado, se trata de unir nuestras fuerzas y de valorizar el hecho de defender a Francia y lo que es francés.
Somos profundamente europeos y la agricultura es la primera de las políticas integradas de Europa. Pero esto no debe impedirnos hacer valer nuestros triunfos y sacar partido de todas nuestras potencialidades.
En una Europa que abandona sus instrumentos de gestión de mercado, y en la que algunos querrían ridiculizar la agricultura, Francia debe conservar una agricultura fuerte, exportadora, con sus 3 millones de empleos directos e indirectos presentes en todo el territorio.
(Ayudar a los sectores en crisis)
Señor Primer Ministro, el patriotismo económico debe conducirle en primer lugar a venir en ayuda de los sectores desamparados.
(Avicultura)
La avicultura atraviesa una crisis que nos envía a los episodios más oscuros de la crisis de la ESB (Encefalitis Espongiforme Bovina) (crisis de las vacas locas): medios de comunicación que alarman a los consumidores y una Comisión Europea de asociados ausentes.
Todos los ingredientes se han reunido para destruir este sector, para lanzar a millares de agricultores y asalariados a la bancarrota o al paro.
Señor Primer Ministro, me he permitido, como se dice, ponerle en un aprieto. Usted ha comenzado por responder a nuestra petición haciendo actuar a la solidaridad nacional.
Será preciso completar el presupuesto en la medida en que sea necesario, como usted mismo se ha comprometido. Este esfuerzo es necesario con el fin de que no nos encontremos al salir de la crisis con un sector totalmente diezmado.
Pero esto no es suficiente. La crisis es europea. El Gobierno ha intervenido junto a la Comisión, pero esta tergiversa, enviándonos de Europa la imagen que no queremos. Es preciso obligatoriamente aliviar el mercado y dejar de poner tope a las ayudas de los ganaderos. Después de haber abandonado la gestión de los mercados, Europa debe al menos emplearse en la gestión de las crisis. Esto es lo mínimo que podemos pedirle.
En lugar de infligirnos una sanción desorbitada porque hemos cometido el crimen, en 2001, de querer defender a los ganaderos, la Comisión haría mejor sacando las lecciones de su gestión desastrosa de la crisis de la ESB.
(Arboricultura)
El sector de la arboricultura atraviesa igualmente una crisis sin precedentes.
Todas las producciones están afectadas. Los mecanismos reguladores ya no funcionan y la Gran Distribución, con la complicidad de la Comisión Europea, ha abierto de par en par las compuertas a las importaciones.
Es preciso urgentemente venir en ayuda de los arboricultores para permitirles hacer frente a sus dificultades de tesorería. Después, establecer un plan de reestructuración y de reorganización con la profesión.
Pero todo esto no servirá de nada si no se da alguna solución a la explosión del coste del trabajo: el SMIC ( Salario Mínimo Interprofesional ) ha aumentado un 25 % en 5 años mientras que la mano de obra representa hasta el 70% del precio de coste en arboricultura.
Y la paradoja, es que esta mano de obra cada vez más cara es también cada vez más escasa.
Señor Primer Ministro, del mismo modo que yo le he presentado la petición, actúe usted de manera que los residentes extranjeros de los nuevos países de la Unión puedan, desde este verano venir a trabajar a nuestras explotaciones, sin la pesadez de los procedimientos de la OMI (Oficina de Migraciones Internacionales).
Más allá de esto, una gran reflexión debe estar comprometida en mantener la competitividad de los sectores que emplean mano de obra. Las medidas de aligeramiento de las cargas son de muy débil efecto cuando, a ejemplo de China, el diferencial del coste de trabajo va de 1 a 30.
(Viticultura)
Señor Primer Ministro, también es necesario que oiga el grito de alarma de los viticultores. Hace algunas semanas, han bajado a la calle, por miles, con sus familias, reunidos por la población local, acompañados por los representantes de todas las tendencias, inquietos por ver desaparecer una actividad inseparable de la identidad y de la cultura de su región.
Han venido a expresar el sufrimiento de un sector en declive.
Sin embargo, los viticultores están dispuestos a volver a cobrar actualidad, a adaptar sus productos, a reestructurar sus herramientas.
Pero el Estado no debe quedarse como espectador.
Debe acompañar a las explotaciones que tienen más dificultades, favorecer las reestructuraciones necesarias, desempeñar su papel de embajador de la economía nacional como él sabe hacerlo para vender Airbus o TGV (tren de alta velocidad).
El Estado también debe frenar el dinamismo de los que pasan su tiempo satanizando al vino.
¿Por qué la menor publicidad sobre el vino se ha convertido en un crimen contra la salud pública?
Entre el alcoholismo y la abstinencia, ¿no habría término medio?
¿Quién nos protegerá de estos» padres de la virtud» que confunden moderación y prohibición?
(Grandes cultivos)
Haciendo una visión de conjunto, incompleta, de los productos en crisis, no puedo silenciar el marasmo en el que se hunden los grandes cultivos. Quedan grandes producciones, organizadas e inventivas, un gran sector de exportación. Pero tienen una rodilla en tierra.
¿Cuándo comprenderá la Comisión que una buena gestión de las devoluciones e incluso simplemente de las certificaciones de exportación, es responsable del buen desarrollo de un campo?
Para que los productores continúen creyendo en el futuro ponga rápidamente en marcha el plan vegetal que usted ha anunciado a la SPACE y perpetúe los compromisos fiscales del plan bio-carburante.
Finalmente, si queremos guardar nuestros márgenes de competitividad, no dejemos los beneficios de nuestros progresos tecnológicos a nuestros competidores.
(Dar los medios para abordar la competencia económica)
Señor Primer Ministro, el patriotismo económico le debe también conducir a proporcionar a nuestras explotaciones los medios para abordar la competencia económica en igualdad de oportunidades con nuestros competidores.
Los agricultores son arrastrados por una espiral delirante de reglamentación, de cargas y de coacciones de todo género.
Se ahogan las tesorerías,
Se reprime la libertad de emprender,
Se reprime la innovación.
(El agua: evitar una carga adicional)
¡Aliviar las cargas, sí! Y para empezar, no crear otras nuevas.
Desde hace algunas semanas, oigo hablar de un impuesto que vendría a colarse en el proyecto de ley sobre el agua.
Espero que haya oído mal y que sobre este punto, nos atendremos a los compromisos del Presidente de la República y al texto votado por el Senado.
Se trata de financiar las Agencias de recursos hidráulicos, los agricultores participan ya en ello.
Se trata de una medida medioambiental, los agricultores ya están comprometidos en programas de respeto por los recursos hidráulicos.
Pero sobre este tema, como sobre todo lo que afecta al medioambiente, los agricultores son presuntos culpables.
Cuando un mangante es procesado, se beneficia de una presunción de inocencia. Cuando un agricultor hace su trabajo, goza del beneficio de una presunción de culpabilidad.
Con todo y con eso, hay que dejar de decir que la agricultura deseca el país. Un poco de sensatez:¡las plantas son seres vivos, necesitan agua para crecer!
¡O entonces, lancémonos al monocultivo del cactus!
Todas las actividades humanas consumen agua.
Cada ser vivo es un consumidor de agua.
Y Francia no carece de agua. De 175 mil millones de m3 de precipitaciones anuales, sólo son consumidas 33 mil millones.
El problema es que la miramos fluir hacia el mar negándonos a almacenarla.
Hace algunos decenios, el Estado daba impulso a obras hidráulicas gigantescas como el acondicionamiento del Bas-Rhône o el de los cerros de Gascogne.
Había un verdadero entusiasmo creador. Hoy, usted no puede hacer un modesto embalse en las colinas sin que un puñado de ecologistas vengan a ponerle trabas: usted va, dicho sea de paso, a modificar el clima, a perjudicar a una pareja de coleópteros, a ahogar una mata de margaritas, etc., etc.
Tengo la impresión que hay en este país gente cuya única actividad es la de desanimar a los que todavía tienen ganas de trabajar.
(El principio de precaución)
Y qué decir del principio de precaución, que habría que bautizar principio de inmovilismo pues es la coartada perfecta para no decidir nada.
Mientras que algunos países avanzan a pasos de gigante, en el nuestro la menor innovación llega a ser sospechosa.
Y cuando, en nombre de este principio de precaución, vienen a detener la investigación, a destruir el bien ajeno, entonces ese principio ya no es más que un biombo detrás del cual se acerca el peor de los obscurantismos.
(La energía: aliviar una carga cada vez más pesada)
Entre todas las cargas que sufrimos, no puedo silenciar el coste de la energía que ha alcanzado niveles insoportables.
Todos los agricultores son castigados, los horticultores todavía más que los otros. Esta carga es aún más pesada cuando no podemos repercutirla sobre el precio de venta de nuestros productos.
El año pasado el Gobierno había respondido favorablemente a nuestras peticiones sobre el reembolso de los impuestos nacionales sobre el gas-oil, el fuel y el gas.
Qué lástima, el precio de la energía no ha bajado.
Señor Primer Ministro, le pido solemnemente que mantenga en 2006 los mismos dispositivos que el año pasado.
Estos últimos días, leo aquí y allá que para mantener un alto nivel de competitividad, la empresa Gas de Francia procedería a unos incrementos muy substanciales. No podremos soportarlos: use de su autoridad para que nuestras tarifas no incorporen tales subidas.
(El TVA social) (Impuesto sobre el valor añadido: IVA)
El patriotismo económico, Señor Primer Ministro, es hacer todo para reducir las ventajas de los productos importados.
Con respecto a esto, la pista abierta por el IVA social ofrece soluciones. Puede favorecer a las empresas que emplean en Francia, en detrimento de las que deslocalizan.
Mejora nuestra competitividad a la exportación, haciendo participar al mismo tiempo las importaciones a la financiación de nuestra protección social. No amputa el poder de compra del consumidor.
Hoy, ninguna coacción comunitaria se opone a la creación del IVA social.
Su montaje es signo de una decisión política: ¿queremos favorecer el mantenimiento del empleo en Francia conservando un tejido económico y social vivo?
La FNSEA propone avanzar en esta vía desde hace numerosos años. En esta materia, no nos podemos contentar con parches.
(Simplificar)
Darnos armas para afrontar la competencia económica, es también parar este delirio reglamentario que aploma nuestras iniciativas.
Es preciso formularios para las tierras, los animales, las ayudas, los edificios, los asalariados, los carburantes, los combustibles, sin hablar de las declaraciones contables, de las argollas para los animales, de los trazados cartográficos, y me quedo corto.
¡Muy pronto, ya sólo las declaraciones de amor no necesitarán formulario. Aunque…!
(DPU) (Derecho a Pago Único)
Con la puesta en marcha de los DPU, se ha llegado a la cima.
Cada agricultor es un caso particular y algunos astutos se aprovechan de este laberinto para especular a espaldas de sus vecinos.
Hay que hacer todo lo posible para que el dispositivo sea más transparente, más comprensible, y para acabar con la especulación.
Para nosotros los DPU siguen siendo compensaciones de bajadas de precios. Todos los agricultores en activo tienen que poder beneficiarse de esto.
Los ingresos de los agricultores son ya muy bajos. No movilizar a todos los DPU disponibles, es privarles de unas ganancias que les corresponden de pleno derecho. No debe haber ni un solo DPU durmiente en 2006. Usted tiene sobre este dossier la obligación de obtener resultados.
(Los precios agrícolas y la distribución)
Señor Primer Ministro, usted sabe lo adherido que estoy al tríptico:
_ No hay país sin campesinos
_ No hay campesinos sin ingresos
_ No hay ingresos sin precios.
Queremos vivir de nuestro trabajo gracias a unos precios remuneradores.
Hoy la Gran Distribución no aplica más que una sola política: la política de los precios bajos. Sobre todo para sus proveedores.
Ningún texto de ley ha permitido poner término a las prácticas desleales de la Gran Distribución. Despliega siempre tesoros de imaginación para esquivar todas las reglas y asfixiar más a los agricultores y a las PME (Pequeñas y Medianas Empresas).
Será necesario también que los consumidores acaben por comprender que la calidad tiene un precio.
El tema es difícil: sus predecesores saben algo de esto.
Para acometer el asunto, no espere a que ya no haya más que un solo distribuidor en Francia, y ¡que la guinda del pastel, sea un americano!
(Defender a la OMC (Organización Mundial del Comercio) y en la Unión Europea)
El patriotismo económico, Señor Primer Ministro, es dar la oportunidad a las producciones francesas de ocupar su puesto en el mercado europeo y en el mercado internacional.
Después de Hongkong, las negociaciones de la OMC continúan en Ginebra, lejos de los micrófonos y de las cámaras. Las discusiones no interesan más que a un puñado de especialistas y los movimientos antiglobalización han colocado sus banderolas para dirigirse hacia combates más mediáticos.
Y sin embargo, es el destino de millones de agricultores lo que está en juego.
Pues el objetivo de la OMC es abrir aún más las fronteras europeas, es reducir las pocas protecciones que nos quedan, es ir más lejos aún en la vía del libre cambio planetario.
Para justificar esta política, se pone por delante a los países pobres y a los consumidores, que tendrían todo que ganar.
¿Pero a quién se puede hacer creer que son los países desarrollados los que tienen interés en vendernos sus materias primas para poder pagar sus compras de bienes industriales? La urgencia, para los países pobres, es producir lo que comen. No ir a romperse las alas sobre un mercado mundial que es un mercado de engañados.
En cuanto a los consumidores europeos, es una ilusión creer que podrán permanentemente abastecerse del exterior a precios siempre más bajos sin poner en tela de juicio su propio nivel de vida.
Para consumir, primero hay que tener un trabajo.
Ahora bien, los productos que se importan son los que contienen muchos empleos. Y si cuestan más baratos, es porque vienen de países donde el coste del trabajo es muy bajo.
Bajar la guardia de acceso a los mercados, es llevar a Europa hacia la regresión social, es arriesgarse a perder nuestra independencia alimentaria tan pacientemente construida desde hace cincuenta años.
La Europa que nosotros defendemos, es una Europa soberana, económicamente y políticamente.
La salvaguardia de esta Europa es la condición ineludible de todo acuerdo equilibrado en la OMC. Apelamos a su extrema vigilancia en las discusiones futuras.
(Memorándum)
El Ministro de Agricultura, en nombre del Gobierno acaba de presentar al Consejo de Ministros de la Unión Europea un memorando sobre la PAC (Política Agrícola Común)
Este memorando tiene la ambición de afirmar nuestro proyecto agrícola, de alimentar el debate y de responder a las posturas caricaturescas de algunos perdonavidas de la PAC.
Este memorando ha sido precedido de un amplio acuerdo y retoma algunas de nuestras propuestas.
Ha recibido el apoyo de otros catorce Estados de la Unión. Esto prueba que Francia no está aislada cuando defiende la agricultura.
En el año 2002, Francia obtuvo de sus países socios el mantenimiento hasta el 2013 de los gastos consagrados al primer pilar.
Pero las perspectivas presupuestarias 2007 / 2013 no están a la altura de las ambiciones anunciadas.
Nuestro sector se encuentra directamente afectado por una bajada de más del 25 % de los gastos del segundo pilar.
Señor Primer Ministro, las políticas estructurales son indispensables en la renovación de las generaciones, en la inversión cooperativa, en la perennidad de la agricultura en las zonas difíciles.
Por eso, el Estado y las colectividades territoriales deben velar por el mantenimiento de esta política en todas sus dimensiones.
¿Y sobre todo, no cree que este desentendimiento público podrá ser sustituido por una modulación que desvestiría a uno para vestir a otro?
¡No queremos este remiendo a ningún precio!
(Conclusión: Dar perspectivas)
Señor Primer Ministro, nuestro informe de orientación, estaba dedicado este año a las producciones no alimentarias.
Del turismo a los bio-carburantes, este informe demuestra que hay nuevos mercados por conquistar.
Estos nuevos mercados son estratégicos para nuestro país.
Los agricultores saben que saldrán del paso, mejorando su competitividad, aceptando los desafíos de las bio-tecnologías, valorando la calidad, adaptando su oferta a unos mercados que evolucionan sin cesar.
La agricultura ha aportado a Francia su independencia alimentaria. A poco que se le den los medios, será capaz, mañana, de aportarle su independencia energética.
Esto también es el patriotismo económico.
Gracias.