En mayo de 1989, en puertas a unas elecciones europeas como las que se celebrarán el próximo domingo, y pocos años después de nuestra incorporación a la entonces Comunidad Económica Europea, escribí un artículo de opinión, publicado en prensa, titulado “Razones para no votar en las Europeas”. El argumento era la ausencia de candidatos con algún compromiso agrarista y la ausencia de un  programa de política agraria potente cuando Europa destinaba casi un setenta por ciento de su presupuesto a la agricultura, la única política reamente común. La réplica llegó del buen amigo Jaime Lobo, un político en las filas de la entonces Alianza Popular, y el título no podía ser otro que el de “Razones para votar en las Europeas”. Posicionamientos distintos, como no podía ser de otra manera, el mío muy obcecado en la agricultura, y el de Jaime el  propio de un hombre de partido que veía la política como algo más global desde su indudable aprecio a León. De cara a los comicios del domingo, las organizaciones agrarias hemos puesto en valor a una Europa a la que queremos seguir perteneciendo los agricultores y ganaderos, porque queremos pertenecer a una alianza fuerte que nos defienda en los mercados globales, y porque queremos estar bajo el paraguas de economías mayores que la nuestra que hasta ahora han sido solidarias con España. Hoy no pediría el voto de la abstención, ni el de la papeleta en blanco, a pesar de que tengo las mismas dudas que entonces sobre si los candidatos se merecen nuestro apoyo agrario, y sobre si los partidos se han preocupado algo o nada en confeccionar un programa posibilista que atienda nuestras necesidades. Cuando nos incorporamos a Europa, los parlamentarios europeos pintaban más bien poco, por no decir nada, porque el poder lo tenía la Comisión y el Consejo, pero ahora las cosas han cambiado,  y el Parlamento, que forma el trílogo con la Comisión y el Consejo, tiene capacidad de codecisión, y por lo tanto capacidad de vetar, lo que los convierte en relevantes en todo el proceso legislativo, también en los reglamentos agrarios.

*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 7 de junio de 2024.