Una noticia de prensa de la pasada semana, elaborada para cubrir espacio en días no laborables en los que hay que rellenar papel de cosas no siempre interesantes, apuntaba a un informe del ministerio de Agricultura según el cual la edad media de los viticultores de Castilla y León era de 64 años. Dicho así, suena a catástrofe. No puede ser que el sector económico más pujante dentro de la agricultura y la ganadería de Castilla y León, que es el del vino, se sustente en unos profesionales con medias de edad de más de sesenta y cuatro años, porque eso significa que no hay inversión ni proyectos novedosos, y significa que muchos de ellos a duras penas pueden visitar sus cultivos arrimados a un bastón. Sin entrar a discutir la fuente periodística ni los datos oficiales del ministerio que se ocupa de lo de la agricultura, tengo que decir que la noticia es falsa, o al menos engañosa. La mayoría del viñedo de Castilla y León, y la mayoría de la uva que se produce en esta comunidad autónoma, es de explotaciones gestionadas por profesionales en edad laboral, cuando no empresas vitivinícolas. Cierto que paralelo a esto hay miles y miles de propietarios de viñas que producen para el autoconsumo, con una pequeña cantidad dirigida al mercado, que pueden distorsionar las estadísticas, pero su influencia cuantitativa no es relevante. Gracias a que el sector está profesionalizado, y gracias a que hay relevo generacional con la entrada de jóvenes, el sector vitivinícola de Castilla y León aporta riqueza y empleo en el medio rural, y lo hace porque se produce uva de calidad y se elabora vino reconocido capaz de competir en los mercados de proximidad y en los mercados internacionales, aunque es cierto que no tiene mucho que ver una DO como es la de El Bierzo, con otra como es la DO Ribera del Duero. Este sector es lo que es por la inversión que se hace en él, por las buenas prácticas agronómicas y enológicas, por la internacionalización de las bodegas, por la apuesta por las nuevas tecnologías, por estar a la última. No es un sector de jubilados, afortunadamente.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 22 de abril de 2022.