Es significativo que la visita en campaña electoral de la ministra de Agricultura a alguna provincia de Castilla y León, entre otras la nuestra, haya estado centrada en la industria agroalimentaria, y que desde ese púlpito haya hablado de la problemática de la parte productora.
Visitar industrias
Es significativo que la visita en campaña electoral de la ministra de Agricultura a alguna provincia de Castilla y León, entre otras la nuestra, haya estado centrada en la industria agroalimentaria, y que desde ese púlpito haya hablado de la problemática de la parte productora. Pienso yo que, teniendo problemas como tiene el agricultor y ganadero de la provincia, problemas importantes que por ahora no ha resuelto la política, mejor orientar las visitas a las industrias, que siempre son más agradecidas con la clase política, más amables en definitiva, aunque cuando piden favores no se conforman con cualquier cosa. Me doy por satisfecho si en esta turné por las industria agroalimentarias de nuestra tierra, la ministra Isabel García Tejerina ha trasladado a los empresarios el mensaje de lo bueno que sería propiciar un entendimiento con los productores, comprar productos locales en vez de recurrir a los de importación, y repartir de una forma justa y equilibrada los márgenes de beneficio en toda la cadena de valor. Porque, no nos olvidemos, para que exista una industria agroalimentaria potente que compita en los mercados y tenga capacidad de exportación, se requiere, entre otras cosas, de un sector productor que proporcione volumen, que proporcione calidad, que sea eficiente y sostenible, y que ambos estén dispuestos a poner en manos del consumidor productos novedosos, seguros, que respondan a los gustos del momento, y que no resulten económicamente prohibitivos para el consumo de masivo. La ministra García Tejerina sabe que hoy la rentabilidad del campo se decide, más que por otros parámetros como pueda ser la producción o las ayudas, por las relaciones con las empresas que nos compran lo que producimos. Merecido tienen las empresas agroalimentarias que se le reconozcan sus méritos por la generación de riqueza y empleo en el territorio, pero que entiendan también que su postura casi generalizada de considerar al proveedor como un enemigo, no es nada edificante. Y por cierto, lo valiente hubiera sido visitar una industria lechera.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 17 de junio de 2016