En un artículo que he leído esta semana, un periodista económico justificaba la venta de los activos de una empresa agroalimentaria bañezana, coincidiendo con la edad de jubilación de su dueño, porque la caída de los márgenes le hacía perder interés en el negocio a la generación siguiente. No digo que no, pero por ejemplo no es el caso de Embutidos Rodríguez, ni es el caso de Patatas Hijolusa, los más sonados de los últimos tiempos por la venta de todo o gran parte de la compañía, y por tratarse seguramente de las dos más importantes por volumen de negocio. Muchas empresas agroalimentarias no pasan a la siguiente generación porque los descendientes, los futuros herederos, han quedado bien situados económicamente y quieren dedicarse a eso que ahora está tan de moda, el tener tiempo libre. No todos los hijos de empresarios valen para el negocio, no todos están dispuestos a pelearse con los comités de empresa de los trabajadores, no todos saben negociar con clientes y proveedores, no todos están dispuestos a ser los primeros en llegar y los últimos en salir de la fábrica, no todos están dispuestos a “desnudarse” ante el banco cuando hay que negociar financiación, no todos valen para mantener un equilibrio con el resto de los dueños, y no todos tienen paciencia para aguantar los ciclos difíciles que casi siempre llegan. Claro que los márgenes se han acortado en las empresas agroalimentarias y en todos los negocios, empezando por el sector primario de la agricultura y de la ganadería, por eso es tan importante ganar tamaño, ir a eso que se llama la economía de escala, y este es un paso que asusta a muchos empresarios. Nuestros empresarios agroalimentarios están acostumbrados a gestionar lo propio con la figura del administrador único, y tienen pavor a gestionar lo suyo y lo de otros dando explicaciones a un consejo de administración y sintiendo el aliento de los auditores. El sector agroalimentario leonés necesita de empresas fuertes, de grandes empresas, sea de donde sea el capital, sea quien sea su dueño, y que aporten mucho valor.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 15 de septiembre de 2023