Para celebrar las fiestas es importante estar de buen humor, y si no es así, mejor dejarlas para otro momento
Triste San Isidro
Para celebrar las fiestas es importante estar de buen humor, y si no es así, mejor dejarlas para otro momento. Digo esto porque el próximo lunes se celebrará la festividad de San Isidro Labrador, patrono de los agricultores, en un ambiente de pesimismo por las importantísimas pérdidas en el campo de la provincia a causa de los episodios de sequía y heladas que han dado al traste con la mayor parte de nuestras cosechas. Es difícil y poco confortante celebrar la fiesta de la agricultura cuando, alzando la vista a los campo, no se ve otra cosa que cultivos arrasados de los que no se espera cosecha y en los que se depositaron muchos esfuerzos, recursos e ilusiones. Tarde para que el santo remedie la sequía de los campos, pues el daño ya está hecho, y demasiado pronto para pensar en volver a empezar con la vista puesta en el próximo año agrícola que, en el caso de los agricultores de secano, comienza allá por el mes de septiembre. Quizás de nada hayan servido tampoco las rogativas que a lo largo y ancho de la provincia se han prodigado como hacía muchos años que no se veía, pero al menos han quedado como testimonio del arraigo que todavía existe a nuestras creencias y tradiciones. Y si los tiempos que nos ha tocado vivir son ya más de reivindicaciones que de rezos, ante situaciones catastróficas como la que estamos viviendo, sirva la festividad de San Isidro para reclamar a las distintas administraciones las medidas que contribuyan a paliar los efectos que las condiciones climáticas extremas van a tener en las rentas de las familias agricultoras. Porque lo que se piden son apoyos para continuar adelante, para no quedarse por el camino agobiados por las deudas, y se piden medidas para que los seguros agrarios sean de verdad eficaces y asumibles económicamente. Si nuestro patrono y el resto del santoral, al que hemos sacado en procesión, no ha obrado el milagro de la lluvia ni ha evitado las heladas, nos queda agarrarnos a que obren el milagro de que los políticos nos atiendan y sean sensibles con nuestra causa. Difícil.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 12 de mayo de 2017.