Entre las muchas cosas que puedan habernos sorprendido de lo que hemos vivido hasta ahora en el proceso independentista catalán, están sin duda las manifestaciones de agricultores y el bloqueo con tractores de los llamados colegios electorales habilitados el pasado domingo
Tractores independentistas
Entre las muchas cosas que puedan habernos sorprendido de lo que hemos vivido hasta ahora en el proceso independentista catalán, están sin duda las manifestaciones de agricultores y el bloqueo con tractores de los llamados colegios electorales habilitados el pasado domingo. Ningún otro gremio o sector se ha pronunciado como lo hicieron los agricultores, lo que daría lugar a una reflexión sobre el porqué de esa situación. Es difícil encontrar una explicación sensata más allá del hecho de que el sindicato convocante de la protesta, y mayoritario en ese territorio, tiene una ideología de izquierdas y nacionalista, y sus dirigentes sacrifican todo por la causa, incluidos los intereses de sus representados. Cuando los agricultores nos manifestamos con nuestros tractores, lo hacemos para defender intereses económicos, para reclamar ayudas al campo o pedir una legislación que no nos sea lesiva, pero en esta ocasión se ha hecho para defender una ideológica, una manera de ver y entender la política en un determinado territorio. Porque la agricultura catalana, que pivota entorno al sector de las frutas, al del cava y la ganadería porcina, lo que menos necesita es un aislamiento comercial, y lo que mejor le viene, es un mercado cercano en el resto de España y en los países de la Unión Europea para comercializar productos de calidad. Un aislamiento político y comercial del resto de España y de la Unión Europea generaría un empobrecimiento agrario, generaría unos excedentes difíciles de colocar en otros mercados, y paralizaría la inversión de subsectores que están siendo muy dinámicos. Pero es más, la situación económica de una hipotética Cataluña independiente, y la escasa sensibilidad que las políticas locales –también en ese territorio-, suelen tener hacia los temas del campo, privaría al sector primario de una serie de apoyos económicos que ahora llegan puntualmente desde la Unión Europea, y que son imprescindibles para un sostenimiento de rentas de decenas de miles de familias. En definitiva, una exhibición de fuerza que tiene poco que ver con lo agrario.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 6 de octubre de 2017