Cuando hace dos legislaturas Juan Vicente Herrera nombró a Silvia Clemente como consejera de Agricultura, muchos dudaban de su capacidad para ponerse al día en los temas agrario, le auguraban un fracaso, y entendían que el presidente la estaba relegando a puestos de tercer nivel a la espera de mejor momento para defenestrarla.
Silvia Clemente
Cuando hace dos legislaturas Juan Vicente Herrera nombró a Silvia Clemente como consejera de Agricultura, muchos dudaban de su capacidad para ponerse al día en los temas agrario, le auguraban un fracaso, y entendían que el presidente la estaba relegando a puestos de tercer nivel a la espera de mejor momento para defenestrarla. Escribí en su día que los que así opinaban se equivocaban, y que Silvia Clemente había encontrado el mejor puesto para demostrar todas sus capacidades políticas. Hace ahora cuatro años vivió momentos de horas bajas a raíz de ciertos dosieres que le sacaron desde dentro y que hicieron dudar a Herrera a la hora de su nombramiento, una duda que inclinó la superconsejería hacia Silván al integrar Medio Ambiente en Fomento en vez de en Agricultura. De nuevo Silvia Clemente remontó en la valoración por parte de su jefe, tras una legislatura fajándose en negociaciones con los de su propio partido en Madrid, poniendo en marcha Tierra de Sabor, sacando con gran apoyo parlamentario al Ley Agraria, gestionando los pagos en medio de la crisis económica, y viéndose apoyada por unas organizaciones agrarias fuertes y reivindicativas que sin embargo supieron entender su gestión. En el sector agrario de Castilla y León, por parte de las tres organizaciones existentes, se envía a los medios de comunicación una media de cinco notas de prensa a la semana, y puedo asegurar que la mayoría van en una línea de exigencia. Sobrevivir políticamente a esto es un mérito del que poco entienden quienes han tenido puestos más fáciles. Enfrentarse a un ministerio de tu propio partido, y salir airoso, es una lección que no pudo dar el de Fomento con las infraestructuras, o en la que fracasó el de Economía con el tema de la minería, por poner solamente dos ejemplos, pero hay más. Por eso que nadie se extrañe que Herrera se haya fijado en ella para un puesto, el de presidenta de las Cortes, que antes era para los que buscaban un rico acomodo y ahora tiene que ser para los mejores. Agricultura ha sido la mejor plataforma para aupar a Clemente al cargo más importante, aunque ella prefiriese el ejecutivo.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 19 de junio de 2015.