Los leoneses, la mayoría silenciosa de leoneses, pedíamos una estación de esquí en la montaña oriental leonesa, para general riqueza y empleo en la comarca, y lo que nos dieron fue un parque natural en la comarca de Babia y Luna.
San Glorio y Babia
Los leoneses, la mayoría silenciosa de leoneses, pedíamos una estación de esquí en la montaña oriental leonesa, para general riqueza y empleo en la comarca, y lo que nos dieron fue un parque natural en la comarca de Babia y Luna. El mismo día que se conocía la sentencia del Tribunal Constitucional que entierra para siempre el proyecto de ocio y deporte, las Cortes de Castilla y León aprobaban la Ley del parque natural. Y yo me pregunto, ¿no eran posibles ambos proyectos?. Con seguridad sí, pues en la provincia de León en general y en la montaña en particular, tenemos espacios que merecen una catalogación de protección especial, de promoción de sus valores naturales, aunque esto debe ser siempre compatible con la permanencia de los usos y costumbres, y debe de generar mejores expectativas para los habitantes de la zona. Y en otras partes de la montaña, tienen que tener cabida proyectos de desarrollo aunque alteren en cierta medida, no necesariamente para peor, el entorno. Estos proyectos siempre chocarán con ideologías de conservacionistas dispuestos a oponerse a todo, como si los garbanzos llegaran a casa de cada uno de nosotros por no hacer nada en la vida, y para evitar que no se avance es para lo que hacen falta políticos valientes al frente de las instituciones que sepan tomar medidas necesarias aunque resulten impopulares. Pasó en su día con los pantanos, y hoy está más que demostrado que sin ellos la provincia de León habría desaparecido hasta del mapa. Otra actividad más agresiva con el medio ambiente también se debate estos días entre la vida y la muerte, como es la minería del carbón, donde destacan las extracciones a cielo abierto. Los conservacionistas pueden estar dando saltos de alegría, pero muchos leones, amantes como quién más de nuestra tierra y de nuestra montaña, desearíamos ver las minas abiertas, tres estaciones de esquí con colas en los telesillas, los pantanos a rebosar para dar vida a nuestras tierras, buenos prados repletos de vacas, y unos pueblos bonitos y bien conservados llenos de turistas donde la gente se pegue por vivir en ellos.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 20 de marzo de 2015.