La mayoría de los contratos de arrendamiento de tierras, verbales o escritos, se pagan ahora en agosto o septiembre.
RENTISTAS DE TIERRA
La mayoría de los contratos de arrendamiento de tierras, verbales o escritos, se pagan ahora en agosto o septiembre. El motivo, que finaliza una cosecha y comienza otra campaña, pero esto únicamente es verdad en la agricultura de secano, no en la de regadío. Otro motivo que se me antoja de mayor peso es que en esta época están de veraneo por el pueblo esos propietarios de tierras que emigraron en su día y que son los rentistas de nuestros agricultores profesionales. La renta de la tierra es hoy uno de los costes de producción más importantes a los que se enfrenta un agricultor y ganadero profesional, donde son habituales desembolsos de doce mil euros al año. Estos costes no figuran tan siquiera en las estadísticas del ministerio de Agricultura, nunca se habla de ellos, y hasta son bastante opacos desde el punto de vista fiscal. A estos elevados costes se suma una inseguridad jurídica, para arrendador y arrendatario, al seguir con la costumbre, la mala costumbre, de formalizar de palabra la mayoría de los acuerdos, en vez de documentarlo como aconseja la Ley.
No pienso que la tierra tenga que ser para el que la trabaja. En un estado de derechos como el nuestro, la tierra tiene su propietario, y éste un derecho legítimo a obtener una rentabilidad por ese capital heredado o adquirido. Pero tampoco creo que el propietario tenga derecho a hacer lo que quiera con su propiedad sin una regulación mínima de las administraciones, y pienso que por la vía impositiva se deberían de establecer medidas disuasorias para que no haya fincas de cultivo abandonadas llenas de maleza, más cuando han sido objeto de una concentración parcelaria donde el Estado ha metido dinero público en ellas. Respecto a los costes que supone el pago de la renta, lo bueno es un entendimiento entre partes que sea ventajoso para ambas, un entendimiento con quien sabes que te va a pagar y no con quién más te ofrece, y lo bueno es que la cordura empiece por el propio sector agrario no entrando en una guerra por quitarle la finca al vecino al precio que sea.
* Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 29 de agosto de 2014