El ministro de Agricultura, Arias Cañete, impone a golpe de real decreto la pureza racial, pero tranquilos, por ahora es únicamente de los cerdos.
PUREZA RACIAL
El ministro de Agricultura, Arias Cañete, impone a golpe de real decreto la pureza racial, pero tranquilos, por ahora es únicamente de los cerdos. Sus pretensiones no son nada inocentes, pues persiguen fomentar un modelo productivo porcino que predomina en los territorios del sur de nuestro país, en perjuicio de la cría porcina que predomina en Castilla y León, por lo que estamos ante un flagrante ataque a intereses territoriales. La nueva norma de calidad del porcino ibérico, aprobada el pasado viernes en consejo de ministros, impone exigencias tales como la pureza racial, dejando fuera de dicha denominación a la mayoría de la producción que consiste en animales ibéricos cruzados con otras razas y criados en granjas convencionales.
Para que todo el mundo me entienda, Arias Cañete ha dotado de mayor protección ese jamón excelente, de cuatrocientos euros la pieza, que se pueden permitir cuatro pudientes, y deja fuera del marchamo a la gran mayoría de la producción, que es la que representa ese jamón de ochenta euros la pieza al que nos agarramos la mayoría de los españoles cuando nos salimos del popular jamón serrano. Vamos, que ese jamón que yo me compro en La Bañeza de una conocida firma comercial, y que lo pedía como un ibérico, sabiendo que no era de bellota, ahora no tiene nombre, y para que me lo dé el charcutero, tendré que indicarle con el dedo refiriéndome a mí preferido jamón como “uno de esos”.
Arias Cañete ha perjudicado al sector porcino de Castilla y León y lo ha hecho con su habitual soberbia y prepotencia, como nos ha perjudicado en otras decisiones de política agraria. Nos ha perjudicado porque ha legislado a favor de unos, de un grupo influyente, y en contra de una mayoría que al parecer no ha tenido tanto poder en los despachos de la administración. Y que nadie se engañe, nos ha perjudicado a los leoneses, pues siendo cierto que el sector porcino aquí no es relevante, y menos el ibérico, tenemos una potente industria cárnica del cerdo que sacrifica y trasforma cada año seiscientos mil cerdos, algunos de pata negra. Pregunten en La Bañeza.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 17 de enero de 2014.