El presidente de la Diputación de León, Juan Martínez Majo, pedía estos días la llegada de la nieve para abrir en unas fechas razonables las estaciones de esquí de Leitariegos y San Isidro.
Primeras nevadas
El presidente de la Diputación de León, Juan Martínez Majo, pedía estos días la llegada de la nieve para abrir en unas fechas razonables las estaciones de esquí de Leitariegos y San Isidro. Es lógico que la institución dueña de estas infraestructuras, que son de temporada, no las quiera ver cerradas en el arranque de una campaña, que es cuando los aficionados se echan con más ganas a las pistas y cuando las fiestas y puentes acompañan. No cabe duda que el deporte de la nieve atrae turistas que generan riqueza y actividad en las propias estaciones de esquí, en la hostelería, y en otros negocios locales. Acto seguido a la consideración que hizo Martínez Majo sobre la bondad de la nieve, recordó que este fenómeno meteorológico causa trastornos en la circulación y un deterioro en las carreteras –muchas también propiedad de la Diputación- que se ha de reparar posteriormente con el presupuesto público. Pues eso, nada nuevo, como toda la vida, nunca llueve ni nieva a gusto de todos. Nos pasa también en el campo, que mientras los agricultores del sur quieren ver las montañas con una zurra de nieve para que el deshielo llene los pantanos y tener así garantizado el riego de sus tierras en el verano, los ganaderos de la montaña trinan cuando se pasan días y hasta semanas con las vacas encerradas sin poder sacarlas al prado. En la montaña nadie quiere la nieve, y menos los ganaderos, aunque otra cosa es que la soporten con cierta naturalidad y que le quiten hierro cuando, a la caída de los primeros copos, se acerca por el pueblo un reportero de televisión a preguntar cómo le cambia la vida al primer paisano con el que se cruzan. Hace dos años, cuando media provincia estuvo un mes sepultada por dos metros de nieve, se tiró por tierra esa teoría de que ya no hay nevadas como las de antes, aunque es verdad que lo del cambio climático no es un cuento ni una tontería, y que la climatología es más caprichosa e impredecible que nunca. Y una parte importante de la economía de la provincia de León, depende del tiempo que haga, aun no teniendo playa.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 25 de noviembre de 2016.