Los cargos públicos deberían de saber que una de sus principales obligaciones es la de estar cerca de los problemas de la gente, o dicho de otra manera, estar cerca de la gente cuando tiene problemas.
Pisar el terreno
Los cargos públicos deberían de saber que una de sus principales obligaciones es la de estar cerca de los problemas de la gente, o dicho de otra manera, estar cerca de la gente cuando tiene problemas. Digo esto porque varias voces están apuntando a la conveniencia de que la consejera de Agricultura y Ganadería, Milagros Marcos, visite los regadíos de la provincia de León y compruebe in situ la situación de nuestros campo donde por culpa de las lluvias insistentes no se han podido realizar las siembras. También se habría agradecido un gesto similar al que ahora se pide con respecto a los ganaderos de la montaña que no han encontrado un comprador para la leche y han tenido que abandonar la actividad. Pero volviendo al tema que nos ocupa, seguramente es difícil para la administración con competencias agrarias, la Junta de Castilla y León, dar soluciones a las enormes pérdidas que van a soportar los productores de maíz y remolacha por no poder hacer las siembras, o al menos no poder hacerlas en las fechas razonables. Sin necesidad de recurrir de entrada al presupuesto, hay medidas que tienen que ver con normativas, que se pueden tomar y alivian la situación, y hay medidas en el campo de los impuestos, las cargas sociales y los préstamos, que también son posibles. Y en todo caso, cuando una familia de agricultores ve que en pocas semanas la climatología arruina el trabajo de todo un año, y esto le ocurre a miles de familias a la vez, la situación aconseja que el político dé la cara, esté al lado de los que viven momentos de desesperación, ofrezca lo que tiene, y se ponga a disposición. Es así de sencillo, pero algunos no lo entienden. Algunos piensan que esto de la política solo es pisar moquetas, viajar en coches oficiales, tener buenos sueldos y preventas, llevar al lado un propio que te abra la puerta y te cuelgue el abrigo, contar con una tropa de asesores y aduladores, inaugurar obras, dar pregones, conceder entrevistas pactadas con los medios de comunicación, y recibir premios honoríficos. Es una pena, y parte de la culpa es nuestra que les votamos.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 13 de mayo de 2016