Nada que comentar, salvo dar las condolencias, al desgraciado hecho de que una jauría de perros de rebaño acabara con la vida de una persona en un pueblo de Zamora. Los defensores de la expansión del lobo sin intervención humana alguna, siempre apuntan a los perros de guarda como solución a los daños que provoca a los animales, y como varias especies no se pastorean, hemos de entender que lo que defienden es que los perros estén con las vacas o los caballos, en el monte, solos la mayor parte del tiempo, haciendo cada uno su trabajo. Yo pienso que los perros, por dóciles y amaestrados que estén, no son de fiar, y lo mismo pasan al pueblo de al lado a no se sabe qué, que cruzan una carretera, o que hostigan a un viandante que pasea, hace deporte o hace senderismo. Pero en el campo también se puede producir un fatal accidente por la coz de una yegua, la cornada de una vaca, o incluso la cornada de un macho cabrío o un carnero. Mi difunto padre iba al molino por las noches, cruzando campo, con un buen palo en la mano, y no era por miedo a los humanos, era por miedo a las fieras, o quizás a un perro desquiciado. Los ganaderos sabemos que tener animales por el campo, y sobre todo perros, es correr el riesgo de que se produzca cualquier tipo de accidente y que se nos aplique el código civil, cuando no la pena de telediario y el código penal. Es nuestra obligación custodiar nuestros animales hasta donde sea posible y asumir los daños que provoquen, que los provocan, cruzando los dedos para que esos daños no conlleven lesiones a personas o, lo que es peor, vidas humanas. Cundo me pongo en la otra parte, en la de quién pasea por el campo, y no en la del ganadero, llevo un palo en la mano que a veces es gordo como el mango de una azada, y cuando se me acercan los mastines del ganadero que pastorea mis rastrojos en mis tierras, que no es raro, me pongo tan chulito como ellos, y siempre se dan la vuelta con el rabo entre las patas. Con los animales, la pedagogía funciona pocas veces, o eso pienso yo, por eso les enseño el palo, y nunca lo he usado, pero lo haría.