Si nada ni nadie lo impide, y sólo podría impedirlo la industria láctea, el próximo viernes 4 de abril ganaderos de toda la región nos manifestaremos frente a la empresa Pascual en Aranda de Duero reclamando un mejor precio para la leche y el derecho a negociar unas relaciones contractuales que ahora, sencillamente, impone la parte compradora
PASCUAL
ESTÁ OBLIGADA A SER DIFERENTE
José
Antonio Turrado
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nada ni nadie lo impide, y sólo podría impedirlo la industria láctea, el
próximo viernes 4 de abril ganaderos de toda la región nos manifestaremos
frente a la empresa Pascual en Aranda de Duero reclamando un mejor precio para
la leche y el derecho a negociar unas relaciones contractuales que ahora,
sencillamente, impone la parte compradora. La necesidad y la oportunidad de la
protesta nadie puede cuestionarla, al menos nadie que conozca que sin razón
aparente el precio de la leche bajó el pasado año un 12 por ciento y que se
han anunciado bajadas para próximas fechas de otros dos céntimos de euro por
litro, lo que supondría una bajada respecto a las liquidaciones del año 2001
del 18 por ciento.
Pero
sí cabe preguntarse por qué en Pascual y no en otras industrias de la región,
y si dicha empresa es la que peor trata a los ganaderos. Creo, y lo digo a
título personal, que a Pascual le debemos una parte importante del desarrollo y
modernización del vacuno de leche de esta Comunidad Autónoma, y además ha
contribuido a crear empleo y riqueza en esta tierra. Ello es menos mérito
sabiendo que esta industria ha contado con las mejores ganaderías de la región
actuando de cómplices necesarios en pro del éxito de su proyecto empresarial.
Y si fuesen momentos de pedir cuentas, es más lo que debe Pascual a los
ganaderos de Castilla y León que viceversa, ganaderos que se han endeudado como
nadie para dimensionar las explotaciones, mejorar la genética, la
alimentación, la calidad de la leche en definitiva.
La
protesta ante Pascual responde simple y llanamente al hecho de ser referente
obligado en el sector lácteo regional. Nunca lo que hace Pascual es
indiferente, y menos cuando se trata de marcar las pautas del mercado de la
leche; es decir, que si bajan el precio, lo bajan los demás, y si Pascual paga
un poco más, los demás también le siguen. Y en este momento de dificultades
en el sector, donde todos los palos van a la parte más débil, que es la
producción, la industria Pascual, que no está de vacaciones en esta tierra ni
ganando dinero fácil en poco tiempo, debería de hacer una apuesta de futuro
por el sector lácteo de Castilla y León, algo que en este momento no está
haciendo. El apoyo que siempre ha tenido del gobierno regional, incluida la
batalla del yogur, y el que ha recibido de todas las fuerzas sociales y
económicas –y por supuesto, de los ganaderos–, debería de ser motivo
suficiente para, al margen del compromiso catalán, reforzar su vinculación con
Castilla y León.
Puede
resultar paradójico que el viernes protestemos contra una industria de aquí
cuando tenemos otro centenar de compradores de leche, de todos los pelajes, que
la mayoría dejan el valor añadido en otros rincones de España. Pero esos
otros ya sabemos lo que son, son "los otros". Pascual tiene que
portarse como un caballero, y eso en estos momentos, al menos por parte del
sector ganadero, no se está notando.
León,
2 de abril de 2003
José
Antonio Turrado Fernández
Secretario
General de ASAJA de Castilla y León