Bien me parece que la Junta de Castilla y León haya aprobado una ayuda de tres mil euros al año para los establecimientos de bares en el medio rural. Otra cosa es que el  importe sea suficiente como para incentivar que se abran más establecimientos, o suficiente para evitar que echen el cierre otros a los que no le resulta rentable el negocio. Pienso que, con carácter general, las ayudas deberían de ser más interesante, al menos multiplicarse por cuatro, aunque eso así, condicionadas a un servicio de cierta calidad, y sobre todo condicionadas a que el establecimiento esté abierto en esos meses de invierno cuando en los pueblos hay todavía menos gente y resulta menor rentable  la actividad. Y por supuesto que no es lo mismo un medio rural en pueblos de tres mil habitantes, que un medio rural de pueblos con alguna decena de personas, por lo general envejecidas. Tres mil euros es una broma para quién pone un negocio de bar y se va a gastar más que eso en la Seguridad Social de autónomo, para quién no encontrará mano de obra si necesita que alguien le eche una mano, o para quién tiembla ante la llamada de su gestoría con las obligaciones del IVA y del IRPF. Porque el negocio terminará pagando un IBI al ayuntamiento, impuestos por la recogida de residuos como si fuera una gran empresa, acometida de agua y depurado con tarifa industrial, honorarios de prevención de riesgos laborales, licencia sanitaria, y prima de un buen  seguro de responsabilidad civil por si alguien tropieza en su interior o se le atraganta una aceituna. Y el dueño del bar, que trabaja cuando los demás estamos en su establecimiento por diversión, va a librar muy pocos días al año, si es que libra alguno, tendrá que aguantar a la clientela incluso en días que no le apetece hacerlo, y por lo general su horario será un horario prolongado con jornadas de las que prohíbe el Estatuto de los Trabajadores. No debe de ser mucho negocio el bar del pueblo cuando casi nadie lo quiere, cuando no hay demanda para hacerse con locales sociales que muchos pueblos sacan a concurso casi sin coste alguno.

*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 9 de agosto de 2024.