La pasada semana se producían cambios en la federación de comunidades de regantes al dejar su cargo Ángel Quintanilla y sustituirle Eloy Bailez. Nada que objetar al relevo, pero me da pie para hacer alguna reflexión en este privilegiado espacio de opinión. La primera, que los cargos en las comunidades de regantes son más atractivos que los que se reparten en organizaciones agrarias, y de ello dan cuenta tanto Quintanilla como otros que hicieron similar viaje – también es verdad que a alguno le pudo el ansia y no soltó ninguno de ellos-. Quiero centrarme en el relevo y, sin cuestionar a la persona, lo que encaja regular es que se haya elegido para un cargo representativo a quién no tiene el perfil de propietario y usuario del agua de riego. Hoy en el campo abundan los agricultores con formación universitaria, y otros muchos que sin tenerla demuestran capacidades homologables a las de los primeros, y por lo tanto no necesitan que nadie de fuera le sustituya en los distintos puestos de representación que pudieran corresponderles. También creo que para defender los intereses de un sector nadie mejor que quien lo vive en primera persona, aunque también es verdad que en ocasiones se puede tener la tentación de mirar en exceso para lo propio olvidándose en parte de lo de todos. Lo que ha ocurrido en el relevo de Ferduero no es ni nuevo ni excepcional, y se va a convertir, pienso yo, en algo demasiado habitual, pues las nuevas generaciones de agricultores no están dispuestas a asumir sacrificios poniendo su tiempo, sus capacidades, y hasta su dinero a veces, para defender los intereses colectivos. Es verdad que las explotaciones cada vez son más grandes y ocupan más tiempo tanto en los trabajos como en la gestión, pero eso no siempre justifica la pasividad a la hora de comprometerse con la asociación a la que pertenecemos. Y me refiero a asociaciones que, como las comunidades de regantes, tienen la finalidad de mejorar la vida de los que las conforman, que no es poca cosa. No me refiero a defender ideologías, que también es legítimo.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 3 de noviembre de 2023.