Ha tenido reflejos la corporación municipal de San Cristobal de la Polantera para ser seguramente la primera de España en anular la ordenanza fiscal del impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana, publicado en el Boletín Oficial de la Provincia el pasado martes dos de noviembre, escasos días después de conocerse la sentencia del Tribunal Constitucional anulando dicho impuesto. Nada que objetar a dicha decisión, salvo felicitar por acertada y oportuna, pero me pregunto qué es lo que llevó en su día a la corporación de un ayuntamiento rural a fijar un impuesto sobre la plusvalía de los bienes urbanos. En primer lugar, hoy los ayuntamientos rurales suelen tener unas cuentas saneadas y no necesitan de mucho más presupuesto del que gestionan, salvo que a lo que aspiren es a tener más para despilfarrarlo. En segundo lugar, porque el impuesto sería más injusto que en las ciudades porque si bien en estas últimas hasta el momento de la crisis económica el incremento del valor era siempre un hecho cierto, en los pueblos pequeños de nuestro medio rural por lo general la inversión en inmuebles urbanos casi nunca se recupera. Ni hay sustanciosas plusvalías ni es un mercado dinámico, por lo que entiendo que es un error poner trabas a los pocos que todavía tienen ilusión por invertir en primera o segunda vivienda en los pueblos construyendo por su cuenta o buscando en el mercado de segunda mano. Conocida la sentencia del Constitucional, bien está que tanto en ciudades como en pueblos este impuesto se entierre para siempre y no se busque otro igual de injusto que lo sustituya, y bien está que las corporaciones locales de los pueblos de nuestra provincia, asesoradas por sus secretarios, gestionen sin poner la vista en las grandes ciudades tratando de copiar los bueno y lo malo, porque gobernar un pueblo no tiene que necesariamente parecerse a una gestión de gobierno de ciudad o capital de provincia. Para empezar, debería de ser una administración ágil, cosa que en muchos de ellos está lejos de cumplirse.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 5 de noviembre de 2021.