Vaya por delante que considero que todas las juntas vecinales deberían de tener unas ordenanzas claras y ajustadas a derecho para regular el uso y disfrute de los bienes comunales, en particular los pastos y las tierras de cultivo. Nada tengo que objetar a la que el pasado martes publicó el BOP correspondiente al pueblo de Rioseco de Tapia, que veo coherente, como no podía ser menos en un pueblo en el que lo habitual es el buen entendimiento y que está presidido por un ganadero que es buena gente y piensa en el bien de todos. El redactor de la norma, cuya autoría desconozco, explica en un preámbulo la necesidad de la misma ya que por su calado jurídico se va a tener que respetar, al no existir en la actualidad “la presión social del yugo que en el pasado garantizaba el cumplimiento” de los acuerdos que adoptaba la junta vecinal. No sé si antes en los pueblos estábamos sometidos a un yugo que nos hacía respetar los acuerdos que entre todos tomábamos en un sistema tan democrático como es un concejo abierto, o si simplemente los respetábamos porque esa era nuestra forma de ser que poco tiene que ver con nuestra forma de ser actual. No creo que fuera malo que al presidente de la junta vecinal se le reconociese una autoridad, que la tiene, ni que fuera malo que existiese una cierta tutela administrativa, como era la del Gobierno Civil, que servía para solucionar conflictos previos a una vía judicial a la que en raras ocasiones se recurría. Sin ese reconocimiento de autoridad y respeto a esa autoridad difícilmente se podrían haber gobernado pueblos en los que había mucha gente y muchas necesidades, se podría haber hecho tantos trabajos por prestación personal, y se podría haber llevado a los pueblos algunos servicios básicos que se comenzaron a disfrutar en las ciudades. La ordenanza publicada en el BOP es hoy una necesidad, pero no lo fue entonces, y hoy es una necesidad pero no es la solución a casi nada, porque cuando no se cumple, por cualquiera de las partes, hay que terminar en los juzgados en procesos largos y costosos que a veces duran más de una legislatura.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 31 de diciembre de 2021.