La legislación española nos protege como ciudadanos para que nuestros datos personales no se utilicen con fines comerciales o de otro tipo sin nuestro consentimiento explícito. En no pocas ocasiones las administraciones públicas utilizan este derecho para justificar el hacer o el no hacer según qué cosas, y la contundencia con la que lo argumentan te deja sin posibilidad alguna de rebatirlo. Lo malo es si empezamos a ver ejemplos de que la ley se aplica de manera desigual según los intereses, y que por ejemplo no se trata igual a una gran empresa que a un ciudadano de a pié. La pasada semana el Boletín Oficial del Estado publicaba una larga lista de fincas rústicas con sus correspondientes titulares catastrales, y después esa misma lista se publicó en un periódico a modo de anuncio. El anuncio respondía a los intereses de una empresa promotora de parques fotovoltaicos de esas que van a quitar las tierras a nuestros agricultores y que a cambio van a invertir decenas de millones de euros y van a hacer ricos a los ayuntamientos por el pago del IBI y de la licencia de obra. Dice la empresa, en su descarga de responsabilidad, que los titulares catastrales los ha publicado la Subdelegación del Gobierno en León, por lo que ahora tendrá que ser el señor Subdelegado el que niegue la mayor o asiente con la cabeza. De todas formas, la información de un registro público solo pueda salir a la luz si el responsable del registro lo permite, por lo que en este caso no hay duda de que la responsabilidad última es del funcionario o de su jefe inmediato. Pienso yo que mientras un proyecto no sea declarado de utilidad pública, el promotor no debe de tener derecho a acceder a información protegida de un registro público, a hacer uso de esa información con fines lucrativos, y a airearla a los cuatro vientos en periódicos y boletines. Sería bueno que el señor Subdelegado aclarase en qué legislación se ha basado para proporcionar a una empresa privada datos protegidos de ciudadanos propietarios de tierras en el municipio de Pajares de lo Oteros, Gusendos de los Oteros y Santas Martas.
* Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 30 de julio de 2021.