Entre cerveza y vino, elijo las dos cosas, y cada una tiene su momento. El pasado fin de semana se celebró en un pueblo importante, Valencia de Don Juan, una feria del vino importante también, la de la DO León. Este fin de semana, en otro pueblo importante, Carrizo de la Ribera, se celebra la importante feria de la cerveza, cuya relevancia para la localidad no viene porque sean los más cerveceros de España, ni porque la industria cervecera haya tenido la más mínima raigambre, sino porque es la capital del lúpulo, un pequeño pero importante ingrediente que no puede faltar en el proceso de fabricación de esta bebida. Para la feria del vino me gustaría un tiempo más equilibrado, sin frio ni calor, a poder ser con unas mesas para sentarme confortablemente y beber despacio, y hablar con el bodeguero, hablar de sus problemas y de las buenas cualidades de su vino, hablar de cómo se presenta el envero y cómo solucionar los problemas de mano de obra en la vendimia, y me gustaría tener una “pulpeira” cerca, porque, aunque en la Galicia rural no se lo crean, el pulpo también está más rico con vino bueno, del color que sea. Para la feria de la cerveza no está mal este clima seco y caluroso donde los haya. Garantizado que las cañas estarán frías, y que a los amantes del botellín no van a complacernos, no hace falta mucho más que un sombrero y buena voluntad para beber media docena de cervezas y quedar como un soberano. Si hay que organizar ferias y estamos en agosto, es más fácil si es de cerveza que si es de vino. Que haya “pulpeiras” también vale, como para el vino, pero tratándose de Carrizo, uno de los pueblos más conocidos por los asturianos, podemos acompañar con “bollu preñau”, muy socorrido, o con los muchos y variados embutidos de la comarca, o con el queso que llegue de cualquier parte de la provincia. Y dicho esto, tanto la del vino como la de la cerveza, lo importante es que estén bien para los de fuera, que con los de aquí, cumplido está. Porque se trata de eso, de promocionar lo nuestro, de darlo a conocer y que se consuma.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 5 de agosto de 2022