La ruptura del pacto de gobierno en Castilla y León entre Vox y el PP ha devuelto la consejería de Agricultura y Ganadería a los populares, quienes por otra parte venían ejerciendo esa competencia desde que el PSOE perdiera las segundas elecciones, en la entonces recién formada comunidad autónoma, allá por mediados de los años ochenta del pasado siglo. Cuando la formación de Vox estuvo en pleno auge de apoyo social y con enormes expectativas electorales, se fijó en el sector agrario y en el medio rural como caladero de votos, y efectivamente puedo confirmar que una gran parte del campo se escoró hacia esa formación política.
Lo hicieron particularmente la mayor parte de los integrantes de esas plataformas, sobre todo los jóvenes, que organizaron actos de protesta la pasada primavera al margen de las convocadas por las organizaciones agrarias. Pues bien, sabedores los de Vox de su apoyo en el campo, le faltó tiempo para exigir las carteras de Agricultura y Ganadería en las comunidades autónomas en las que pactaron gobiernos de coalición, entre ellas Castilla y León, y lo hicieron para disgusto del PP que las entregó a regañadientes, porque no le quedó más remedio. La ruptura de los pactos, algo inédito de consecuencias posiblemente devastadoras para la formación de Santiago Abascal, ha devuelto al PP su joya de la corona, una consejería de gran proyección para la formación y para los que la dirigen. Y cuando Fernández Mañueco ha designado a María González Corral como titular del área, lo ha hecho no solo pensando en que sea la persona idónea para la gestión de la misma, lo ha hecho pensando también que, a su entender, será la idónea para hacer volver al PP los miles y miles de votos rurales que se le han ido hacia Vox, o lo que es peor, hacia Alvise.
Esta última tarea será seguramente la más complicada, y posiblemente se convierta en una carrera de fondo cuyos resultados no se vean todavía en los próximos comicios electorales. El campo se ha radicalizado, y el que vuelva a una cierta normalidad será cuestión de tiempo y de buen hacer.