Las lluvias caídas desde inicios del mes de septiembre han sido irregulares por su carácter tormentoso, pero con carácter general han alcanzado al menos los 100 litros por metro cuadrado en la mayoría de las localidades, una cantidad muy inusual ya que en los últimos años los septiembres en la provincia de León han sido por lo general secos y calurosos. Estas lluvias han sido muy bien recibidas debido a la falta absoluta de precipitaciones durante los meses de julio y agosto, precedidos además de una primavera seca que arruinó gran parte de cultivos.
No obstante, la lluvia ha retrasado las labores de recolección de la fruta y sobre todo de la uva, con pérdidas todavía no evaluadas en esta última donde además ha desencadenado enfermedades que han dañado el racimo. Otro cultivo afectado negativamente por las precipitaciones ha sido el girasol, cuya recolección prácticamente se paró nada más comenzarla a principios de septiembre y todavía no se ha reanudado, aunque no obstante en principio no se contabilizan pérdidas. El cultivo posiblemente más perjudicado son las alubias, de las que ya se contabiliza siniestro total en las que se encontraban arrancadas cuando comenzaron las lluvias, y se teme por una pérdida de calidad en las que no se habían arrancado. Estas precipitaciones han retrasado las labores de recolección de ensilado de maíz, y la preocupación, más que por el retraso a día de hoy, está en lo que tardarán en poder entrar las máquinas en muchas fincas que han quedado encharcadas.
La parte positiva de estas precipitaciones se encuentra en la mejora que han experimentado todos los pastos, tanto de montaña como en rastrojeras, que auguran ya una “buena otoñada” independientemente de lo que ocurra en próximas fechas. También han sido positivas las lluvias para los dos cultivos más importantes en la agricultura de regadío, el maíz y la remolacha, que además han evitado tener que seguir regándolos y por lo tanto ha supuesto un ahorro de agua en los pantanos (si el tiempo se estabiliza, en las próximas semanas puede comenzar la recolección tanto del maíz como de la remolacha). Efectos muy beneficiosos también en la producción de castañas que de esta manera se podrán remontar las malas cifras de cosecha de los dos años anteriores.
De cara al inicio de la nueva campaña agrícola, que comienza con las siembras de la colza y continúa con las de leguminosas y cereal de invierno, la lluvia ha sido tremendamente ventajosa al permitir tempero suficiente para realizar cualquier tipo de labor y una nascencia asegurada una vez se efectúen las siembras. La superficie destinada a estos cultivos representa unas 100.000 hectáreas, y en ellas se centrará la mayor parte de la actividad agraria en los próximos tres meses.
ASAJA. León, 21 de septiembre de 2023.