El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha anunciado en su discurso de investidura en las Cortes una reducción de la carga impositiva que se sustanciará ya en este año. A falta de concreción, he querido entender que la rebaja es en el tramo autonómico del IRPF, además de en otros impuestos que gestiona la comunidad autónoma, y le quise entender que esta rebaja sería más significativa para los ciudadanos que viven y trabajan en las zonas más despobladas del territorio, es decir, en el medio rural, en nuestros pueblos. Bien está que empiece a haber algún gesto para quienes viven y trabajan en los pueblos, una discriminación positiva que incentive la inversión en el medio rural, que incentive la generación de empleo autónomo o asalariado, y que incentive la vida en los pueblos más allá de la casa de fin de semana o la casa en la que se pasa unos días de vacaciones al año. Ayudas directas y menos impuestos, por el orden que se quiera, es la receta para fomentar la inversión en el medio rural, eso y unas buenas infraestructuras junto a unos buenos servicios públicos, algo que también está en mano de quién gestiona la Junta, como lo está en la de quién gestiona el Estado o las entidades locales. Esta apuesta, así planteada, es la correcta, porque también se podría haber formulado en el sentido de anunciar menos impuestos para compensar los menores servicios que se prestan a los habitantes de los pueblos, lo cual sería también de justicia, pero significaría cierta resignación para admitir que las cosas son así y que no pueden ser de otra manera. Nuestra gente de los pueblos no quiere ningún privilegio, pero si quiere un trato igualitario que suele olvidarse con quienes ya no son importantes por la influencia de sus votos, o con quienes sencillamente están acostumbrados a resignase y a admitir las cosas como vienen. El medio rural, que fue determinante en los resultados electorales de ambos socios de gobierno de coalición, espera que la promesa que ahora se le hace no quede en “agua de borrajas”.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 15 de abril de 2022.