Al margen de lo que digan las estadísticas oficiales, no tengo una idea clara sobre si lo que más ha subido son los alimentos o por el contrario son otros bienes de consumo. Lo cierto es que la compra de alimentos es la que se hace con mayor frecuencia, y quizás por eso es la primera que nos viene en mente cuando pensamos en lo caro que está todo. En esta escalada inflacionista es normal que los alimentos suban de precios porque a los agricultores y ganaderos les cuesta más producirlos, a la industria agroalimentaria le cuesta más transformarlos, cuesta más transportarlos, y a la gran distribución se le encarecen también sus costes. Otra cosa distinta es que a lo largo de la cadena de valor que va desde el productor hasta el consumidor, alguien se aproveche para subir por encima de lo razonable o para llevarse una parte del beneficio a consta del eslabón más débil. Aunque productores, transformadores y distribuidores siguiesen manteniendo sus márgenes, que creo que no, para ninguno de ellos es bueno que los alimentos se conviertan casi en un artículo de lujo, que los alimentos sean algo prohibitivo para las clases menos acomodadas. También es verdad que estábamos acostumbrados a que en España pudiéramos encontrar en los lineales una amplísima variedad de productos y presentaciones, productos de muchísima calidad, con todas las garantías sanitarias, con muchas ofertas y precios por lo general bajos, algo que no se veía fuera de nuestro país a poco viajado que uno sea. Los alimentos, fuera de nuestro país, eran y son peores o más caros, o ambas cosas a la vez. Es de desear que una vez que pase esta crisis con inflación galopante y posiblemente recesión, los alimentos reajusten sus precios de cara al consumidor, que los operadores de la cadena de valor obtengan su legítimo margen de beneficio, empezando por los agricultores, y que el consumidor vuelva a tener la certeza de que vive en el país mejor del mundo para disfrutar de la más amplia gama de alimentos producidos y transformados en nuestro territorio. Alimentos que cubren una necesidad vital, no olvidemos.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 8 de julio de 2022.