LA VACA DE TODOS LA COMEN LOS LOBOS

La deuda que ha quedado tras el proceso de liquidación de la fundación que gestionaba el Hospital Clínico Veterinario denota una pésima gestión y una absoluta falta de control por parte de los patronos de la misma, es decir, de la Universidad y de la Junta de Castilla y León.

LA VACA DE TODOS LA COMEN LOS LOBOS
 
La deuda que ha quedado tras el proceso de liquidación de la fundación que gestionaba el Hospital Clínico Veterinario denota una pésima gestión y una absoluta falta de control por parte de los patronos de la misma, es decir, de la Universidad y de la Junta de Castilla y León. Tiene toda la pinta de que en esa casa no había dueño que mandara y que se gestionaba con la mentalidad de quién piensa que en lo público los recursos son ilimitados, que no hay que justificar que uno se gana el sueldo, y que conseguida la plaza lo natural es aplicar la regla del mínimo esfuerzo. Una vez más se cumplió el refranero popular de que “vaca de todos la comen los lobos”, porque de todos y de nadie era un ente gestionado por tres departamentos administrativos, donde los responsables cambian de puesto cuando empiezan a enterarse de qué va la materia, y donde nadie se quiere complicar mucho la vida en una gestión que no reporta méritos en su carrera política o administrativa. Llegado aquí, pongámonos positivos, porque quién creó un agujero de ochocientos mil euros, podía haber duplicado la cifra y no habría pasado nada.
 
Pero lo grave de esta situación es que, teniendo unas buenas instalaciones para realizar los estudiantes las prácticas clínicas e investigar los docentes, no ha servido hasta la fecha para casi nada. Tiempo y prestigio perdidos para una facultad, la de Veterinaria, que no hace tantos años era un referente nacional y hasta europeo, de la que presumíamos con orgullo quienes nos formamos en ella y sufrimos la dureza académica con la que nos trataban reputados catedráticos que a buen seguro querían lo mejor para nosotros. Lo grave es que se haya puesto en riesgo la homologación de la formación en medicina animal que se imparte en la Universidad de León, como a nadie se le escapa la gravedad por el deterioro en el prestigio de la propia Universidad al ser Veterinaria su principal referente y seña de identidad.
 
En esto, como en otras muchas facetas de la vida, no creo en quienes presentan proyectos faraónicos que casi siempre terminan mal. Un modesto proyecto de sacar el máximo rendimiento a las instalaciones de las que ya disponía la Facultada, junto a la realización de prácticas en clínica ambulante mediante convenio con profesionales ejercientes, hubiera supuesto más saber y preparación para afrontar el futuro laboral.
 
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Crónica del viernes 19 de julio de 2013.