A nadie se le escapan las dificultades que están atravesando las antiguas cajas de ahorro nacionalizadas o en vías de estarlo.
LA SOLUCIÓN, DE LA MANO DE UNA RURAL
A nadie se le escapan las dificultades que están atravesando las antiguas cajas de ahorro nacionalizadas o en vías de estarlo. El proceso de reestructuración impuesto por las autoridades monetarias obliga, entre otras cosas, a cerrar oficinas, despedir trabajadores, modificar a la baja las condiciones laborales de los empleados y dar a las participaciones preferentes y otros productos similares la peor de las soluciones posibles. En este tesitura se encuentra el banco surgido tras la fusión de lo que antes eran Caixa Galicia y Caixa Nova, un banco con una importante implantación en la provincia de León al haber adquirido en su día, por absorción, lo que fue la Caja Rural. Los activos y pasivos de Novagalicia Banco en la provincia de León son sobre todo de agricultores y ganaderos, de jubilados y de pequeños negocios del medio rural, donde por otra parte se asientan la mayoría de sus oficinas.
Con las condiciones impuestas por las autoridades financieras Novagalicia está abocada a cerrar una buena parte de sus oficinas en la provincia de León y a prescindir de un importante número de trabajadores. Cuando la decisión estaba ya tomada, al menos la de las oficinas, ha surgido una opción de compra de este negocio financiero en el territorio leonés por parte de Caja Rural de Zamora. La operación puede que salga y puede que no, pero de entrada ha paralizado el proceso de restructuración antes mencionado y ha insuflado optimismo entre la plantilla y en las localidades en las que casi estaba colgado el cartel de cerrado en la sede de toda la vida. Si esto sale bien, que lo deseo, sería como volver a los orígenes, a ese espíritu de caja rural que da confianza, cercanía y servicios. ¿Y quién es Caja Rural de Zamora?. Pues una pequeña entidad, con estructura de cooperativa de crédito, que tiene capacidad para abordar esta operación porque no ha corrido aventuras, porque se ha centrado en la banca minorista, en el negocio tradicional, y ha cuidado a sus clientes: los agricultores y ganaderos, los jubilados y los autónomos principalmente.
Como todo esto se fragüe, y empujan hacia abajo juntándose con Caja Rural de Salamanca –un pez más chico-, ya tendríamos un sistema financiero propio en el viejo Reino de León, aunque eso sí, con sede en Zamora.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Crónica del viernes 29 de marzo de 2013.