La fábrica azucarera de La Bañeza inició esta semana la recepción y molienda de la remolacha en esta prima campaña no sujeta a un sistema de cuotas o cupos de producción
La fábrica azucarera
La fábrica azucarera de La Bañeza inició esta semana la recepción y molienda de la remolacha en esta prima campaña no sujeta a un sistema de cuotas o cupos de producción. Nada nuevo ni nada rompedor para los cultivadores, pues por unas u otras razones, en los últimos años los agricultores han sembrado la superficie que han querido sin limitación de cupos, y tampoco nada nuevo por la vía de los precios, pues hay un acuerdo interprofesional que fija la compensación de precios hasta el año dos mil veinte. Pero dicho así, esto es tramposo, porque nosotros estamos compitiendo con los países del norte de Europa debido a que hay dos ayudas púbicas a la remolacha que vienen a representar, en su conjunto, unos ochocientos cincuenta o novecientos euros por hectárea, y sin las cuales dudo que se cultivase la raíz en nuestra provincia ni en ningún otro territorio de España. Estas ayudas no existen en otros países europeos, o al menos no existen en todos los países productores de remolacha, o no existen en un importe tan alto, y pueden prescindir de ellas debido al menor coste del cultivo por los gastos inherentes al agua de riego, que como todo el mundo sabe, en centro Europa cae de las nubes casi cuando se necesita. Por esta razones, cuando se habla del nuevo escenario de producción de remolacha y azúcar no sujeto a un sistema de cuotas, y se reflexiona sobre si es una catástrofe o una oportunidad, hay que decir que la respuesta no está tanto en manos de los productores, como lo están en manos de la industria azucarera y de las administraciones públicas. Porque los productores seguirán haciendo las cosas bien para conseguir altos rendimientos por hectárea al menor coste posible, pero el precio de la raíz lo pone quien la compara, es decir, la industria azucarera, y las subvenciones las deciden los políticos, los de aquí y los de Bruselas. Por lo tanto, el futuro del sector remolachero azucarero en nuestra provincia va a depender en parte del mercado, y en gran parte de la política agraria, del presupuesto público.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 27 de octubre de 2017