LA CARA DEL AGRICULTOR

No valoraremos en su justa medida los productos de la alimentación que a partir de hoy se exponen en el León Arena, en la que es ya la XXI Feria de los Productos de León que patrocina la Diputación provincial, mientras no le pongamos la cara del agricultor y ganadero responsable de la materia prima con la que han sido elaborados

LA CARA DEL AGRICULTOR 

No valoraremos en su justa medida los productos de la alimentación que a partir de hoy se exponen en el León Arena, en la que es ya la XXI Feria de los Productos de León que patrocina la Diputación provincial, mientras no le pongamos la cara del agricultor y ganadero responsable de la materia prima con la que han sido elaborados. Esa calidad de la que nos vanagloriamos, y con razón, cuando hablamos de los productos agroalimentarios leoneses, tiene su origen en unos ingredientes o materias primas que producen nuestros agricultores y ganaderos. Producen calidad porque se lo exigen las estrictas normas europeas, porque se lo exigen las condiciones que marca la figura de calidad del producto si es el caso, y porque lo exige la industria agroalimentaria que lo transforma o la cadena que lo distribuye en sus lineales. Pero además, ese agricultor y ganadero, no puede producir calidad a cualquier precio, tiene que hacerlo dentro de márgenes económicos cada vez más ajustados que le marca un mercado muy globalizado y una potente gran distribución que siempre aprieta más a los eslabones más débiles. 

La Feria de los Productos de León es un buen escaparate para la industria agroalimentaria de nuestra provincia, pero se olvida de dar el protagonismo que se merece al agricultor y ganadero que se afana cada día en sacar adelante una explotación, unos productos de calidad, y una familia vinculada como ninguna otra al medio rural, a nuestros pueblos. Es más, no todas las industrias agroalimentarias son conscientes que su negocio depende de que siga habiendo una sector primario potente en nuestra provincia, ya que cuando los productos vienen de fuera, que ejemplos también podemos ver hoy en el León Arena, no tienen la misma calidad, ni las mismas garantías sanitarias, ni tienen el carácter diferencial que tanto aprecia el consumidor, y no tienen  detrás el compromiso económico y moral que sí tienen quienes apuestan por lo nuestro. La responsabilidad social corporativa de una empresa agroalimentaria empieza por entenderse con los agricultores y ganaderos de su entorno.

Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 10 de octubre de 2014.