El pasado miércoles escuché atentamente el discurso inaugural en la Feria Agroganadera de Salamanca del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. Difícil descubrir el él, por parte de quienes seguimos la agenda de la actualidad política, algo nuevo, algo desconocido, pero no por ello debemos de dejar de reconocer sus méritos.
Juan Vicente Herrera
El pasado miércoles escuché atentamente el discurso inaugural en la Feria Agroganadera de Salamanca del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. Difícil descubrir el él, por parte de quienes seguimos la agenda de la actualidad política, algo nuevo, algo desconocido, pero no por ello debemos de dejar de reconocer sus méritos. Su discurso ante autoridades, ganaderos y expositores, poniendo de relieve y dando relevancia al sector agroganadero y alimentario de Castilla y León, sin un papel delante, únicamente es propio de quién conoce la comunidad como la palma de la mano, conoce a las personas que en sus distintas responsabilidades sacan adelante a Castilla y León, y conoce los problemas sectoriales, en este caso los del campo. Cierto que tienen muchos asesores que le preparan los temas, pero algunos se aturullan con los datos que le pasan los que le asesoran, y este no es el caso. Herrera estuvo brillante hablando del campo, de la ganadería, de las industrias alimentarias y del medio rural, y eso nos llena de orgullo a quienes somos del sector, aunque nuestras siempre altas pretensiones, no se vean colmadas con las políticas que como máximo responsable de esta comunidad autónoma tiene la obligación de impulsar. La veteranía de orador le permitió incluso dirigirse al auditorio sin inmutarse lo más mínimo ante las interrupciones de un grupo de manifestantes que, a escasos veinte metros, no pararon de increparle. Estos manifestantes, paradojas de la vida, exhibían pancartas con un “no a la mina”, es decir, luchaban para que no se concedan permisos de extracción de mineral en la provincia charra, cuando aquí, en León, en la provincia hermana del viejo Reino de León, no nos resignamos a perder una actividad económica extractiva que ha sido motor de desarrollo en nuestras zonas de montaña. Ya de visita a los expositores de la feria, Herrera la recorrió de punta a punta a lo largo de casi tres horas, interesándose por los temas, llamando a la gente por su nombre, y dando un trato cercano. Es un fenómeno con capacidad de seguir sorprendiendo.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 9 de septiembre de 2016.