JUAN ROIG EN TROBAJO

El dueño de Mercadona, uno de los principales directivos de empresas de España, se dejó ver el pasado miércoles en su tienda de Trobajo del Camino.

JUAN ROIG EN TROBAJO 

El dueño de Mercadona, uno de los principales directivos de empresas de España, se dejó ver el pasado miércoles en su tienda de Trobajo del Camino. Y no lo hizo a la hora del cierre para recontar la caja, lo hizo en horario comercial para comprobar los hábitos de los clientes, la disposición de sus empleados, la imagen del lineal, y sobre todo la calidad y competitividad en los precios de los productos que se ofrecen. Seguro que esto último con especial atención a los productos frescos, los pescados, carnes y verduras, que es donde este tipo de negocios suele tener sus puntos débiles. Las relaciones de Mercadona con sus proveedores, desde el agricultor a una pequeña o gran industria agroalimentaria, son de amor y de odio. Se le tiene la consideración propia de quién te compra la mercancía, a un precio pactado, y te la paga con la regularidad debida sin sobresaltos. Pero a la vez, quien tiene tal capacidad de compra impone sus normas de calidad, condiciones y precios, y es en estas normas donde a veces en los eslabones más bajos y débiles de la cadena no salen las cuentas. Porque si bien una industria agroalimentaria tiene cierta capacidad para defenderse ante los proveedores, los agricultores y ganaderos venden a como le compran y pagan a lo que le piden, y casi siempre se les sacrifica a favor de los clientes, que siempre tienen razón, y a los que ha habido que ofrecerle precios más bajos para sortear la dura y larga crisis de la economía española. 

Por lo demás, si me hubiera encontrado con el señor Roig, en la tienda que visitó y de la que en mi casa somos clientes habituales, le habría felicitado por el éxito de su proyecto, y le habría agradecido la riqueza y el empleo que ha creado en nuestra provincia, sobre todo en el centro logístico de Villadangos del Páramo. Ha sabido sacar adelante un negocio complicado, lo ha hecho con éxito, compite con los mejores del mundo, y su marca es una marca de prestigio y confianza. A este hombre, es mejor tenerlo de aliado, aunque apriete tanto que casi ahoga. 

Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 26 de septiembre de 2014.