Un medio local se preocupaba esta semana por un cierto olvido en el reconocimiento al garbanzo Pico Pardal de la comarca de Astorga. Añado yo que el problema no es tanto el reconocimiento, como la identificación del producto, algo que no consiguió el profesor de la ULE ya jubilado, J.A. Boto, y su equipo, a pesar de su conocimiento y su empeño. Pero si hubiera interés, habría identificación clara de la variedad, que más difícil ha sido hacer resurgir de sus cenizas la vaca Mantequera Leonesa, y se ha hecho. Mientras tanto, mientras se identifica la variedad, se crea el banco genético de la misma, y se despierta el interés de los legumbristas por comercializarla, lo que sí podemos decir es que este año se van a cultivar más garbanzos en la provincia que en cualquiera de los últimos cincuenta año, y que con carácter general, será un garbanzo de aspecto menudo, sabor, aplicaciones culinarias y valor nutricional, muy similar a lo que los maragatos consideran garbanzo de Pico Pardal. Sembramos garbanzos porque nos los exige la PAC, como opción dentro de un grupo más amplio de cultivos, para acceder a determinado tipo de ayudas en eso que se conoce como los ecorregímenes. Por ahora los agricultores los han sembrado con mimo, como solemos hacer todas las siembras, con el interés de coger cosecha y obtener una rentabilidad, con el interés de recolectar un producto de calidad, pero no tengo yo seguro que todos se vayan a poder comercializar y que se haga a un precio que cubra costes, pues es más fácil importarlos aunque sean peores, o traerlos de grandes fincas de Andalucía. A falta todavía de una estadística fiable, y de ver cómo evoluciona un cultivo que por ahora está bien nacido y se desarrolla con normalidad, vamos a producir en León más de dos millones de kilos de garbanzos, por lo que no los acabaremos aunque, como hago yo, sobrepasemos con creces la media de consumo que está en 1,5 kilos por habitante y año. Buenos garbanzos habrá, y buena chacinería también, así que es cuestión de ponerle ganas, aunque estemos en época de calor.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 31 de mayo de 2024.