Ni soy un entendido ni tampoco un gran aficionado, pero si puedo suelo ser fiel a la cita en las pruebas de motocrós que por estas fechas se celebran en el circuito de la Salgada de La Bañeza, y que organiza con notable éxito el Motoclub Bañezano
Espectáculo en la Salgada
Ni soy un entendido ni tampoco un gran aficionado, pero si puedo suelo ser fiel a la cita en las pruebas de motocrós que por estas fechas se celebran en el circuito de la Salgada de La Bañeza, y que organiza con notable éxito el Motoclub Bañezano. Las conocidas son las carreras clásicas de velocidad en circuito urbano que se celebran a principios de agosto, y las que despiertan mayor expectación, en parte también por la comodidad de ver un espectáculo gratuito casi desde la terraza del bar, y en parte por la mucha gente que en esa época del año veranea en la ciudad y en toda la comarca. La afición al motocrós es más minoritaria, por eso no se valora suficientemente el empeño que ponen los organizadores en que todo salga a la perfección, no se valora el trabajo desinteresado de muchos colaboradores, y no se valora un circuito que ha pasado las pruebas más rigurosas que se exigen para los campeonatos internacionales. El sábado y el domingo, los principales pilotos de la élite nacional garantizarán un espectáculo que estoy seguro que gustaría también a quienes nunca se han planteado acercarse a ver de qué va eso. Imposible resistirse a la emoción de la parrilla de salida hasta que en la primera curva empiezan a recolocarse los pilotos, a saltos increíbles con varias motos a la vez en el aire, rectas en las se pone a prueba lo mejor de cada máquina, y todo regado con un olor a gasolina quemada que a mí me abre el apetito para comer un bocadillo y tomar una cerveza. El circuito de la Salgada está perfectamente trazado para ser cómodo también para los espectadores, algo que se agradece, y salvo cuando el tiempo es muy extremo, se puede ir hasta de bonito. Este año, y a pesar de que el Motoclub habrá puesto a punto los aspersores para regar la pista, lo que hay que esperar es una nube de polvo, pues los tacos de las ruedas de las KTM, por citar una marca emblemática, preparan unos surcos como los de los arados Keverneland. Y acabada la carrera, después del tributo de haber aguantado una buena solana, en La Bañeza se pueden comer unas excelentes alubias.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado Fernández publicado en La Nueva Crónica del viernes 5 de junio de 2015.