Hace unos años regalar un jamón a un mandatario de Estados Unidos hubiera sido un buen gesto de cortesía, pero sin trascendencia en la promoción comercial, pues había barreras comerciales y sanitarias que impedían exportar.
El jamón de Obama
Hace unos años regalar un jamón a un mandatario de Estados Unidos hubiera sido un buen gesto de cortesía, pero sin trascendencia en la promoción comercial, pues había barreras comerciales y sanitarias que impedían exportar. Hoy, cuando Rajoy cargó la pasada semana un jamón a la espalda de Obama, el hombre más poderoso del mundo, lo hizo, a buen seguro, con la doble intención de agasajarlo y de paso promocionar el consumo de un producto tan exclusivo en un mercado tan importante como el de los Estados Unidos de América. Y esto ha coincidido con las negociaciones para el libre comercio entre Europa y EE.UU., lo que se conoce con las siglas en inglés TTIP. Estas negociaciones que persiguen abolir barreras aduaneras y aranceles, que siempre son difíciles, se me antojan más en el caso que nos ocupa, fruto del tamaño de la operación y de los prejuicios, envidias y recelos, que siempre suscita lo estadunidense, sobre todo entre los españoles. Y siendo tan respetable la postura de quienes están a favor, como lo es la de quienes están en contra, no es defendible que pidamos un libre comercio para exportar y por el contrario queramos cerrar fronteras a las importaciones, ni es defendible abogar por un libre mercado mundial y a la vez querer que el mercado de América del Norte sea una isla incomunicada con el resto. Me temo que el tratado de libre comercio se impondrá porque no queda otro camino, y como mucho lo que puede ocurrir es que se retrase. Y es cierto que con Estados Unidos nos separan algunas normas relacionadas con el uso de sustancias promotoras del crecimiento animal, o con el uso de transgénicos, a las que el consumidor europeo se opone. Estas normas, que para los europeos son garantías de salubridad, se ven desde el otro lado del Atlántico como pretextos para no cumplir con los compromisos asumidos en el seno de la Organización Mundial del Comercio. Porque, parados a pensar, más garantías nos ofrecerá lo de Estados Unidos que lo de China o Brasil, digo yo.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 16 de julio de 2016.