Una iniciativa de los ganaderos de porcino conjuntamente con la industria del sector, a través de la organización interprofesional, está promoviendo en varias ciudades de España, con destino final en Reino Unido, el consumo de carne de cerdos de capa blanca.
El autobús rosa
Una iniciativa de los ganaderos de porcino conjuntamente con la industria del sector, a través de la organización interprofesional, está promoviendo en varias ciudades de España, con destino final en Reino Unido, el consumo de carne de cerdos de capa blanca. Lo hace a bordo de un autobús temático donde se explican las bondades de este tipo de carne, y reconocidos cocineros elaboran platos para degustaciones. Cabe decir que esta campaña, que puede que tenga algún apoyo institucional, se financia mayoritariamente con la aportación del propios sector, es decir, con la aportación de los ganaderos de porcino de toda España, y de la industria cárnica de toda España, por lo tanto es una iniciativa privada que pretende, legítimamente, fomentar el consumo, y consecuencia de todo ello, mejorar la rentabilidad y fortaleza de este importante sector. La interprofesional, que está haciendo esfuerzos exitosos de promoción de nuestros productos en los mercados internacionales, particularmente en China, no quiere desaprovechar un mercado interior o local que siempre debe de ser el primer punto de venta de cualquier empresario, y por esto pretende poner en valor un tipo de carne de calidad que además llega a la cesta de la compra a un precio razonable. Pues bien, en el periplo del autobús que se ha rotulado y coloreado de rosa, su primera parada fue en Cataluña, y mira por donde, se encontró con el boicot de un grupos de activistas que movieron las redes sociales. El conflicto, nada que ver con la cuestión catalana, surgió de una asociación de veganos, que no conformes con no comer ellos carne, cosa que respetamos, se oponen a que la comamos los demás. Un grupo de intolerantes, de radicales, dispuestos a apedrear el autobús rosa por cometer el gran delito de promocionar el consumo de carne de cerdo, un producto de origen más bien humilde, que forma parte esencial en la dieta proteica de medio mundo. Los demás, más tolerantes, no criticamos que se atiborren de berza y lechuga, ni que maten a las plantas, tan inocentes, para cubrir sus necesidades vitales.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado La Nueva Crónica del viernes 29 de septiembre de 2017.