Mañana sábado, como cada 22 de marzo, se celebra el día mundial del agua, conmemoración establecida por Naciones Unidas. Es un buen motivo para reflexionar sobre la importancia que tiene este recurso para una provincia como la nuestra, la provincia de León, y sobre la suerte de tenerla en abundancia y de una calidad más que razonable. No hay ningún problema para el abastecimiento humano, ganadero e industrial, y si lo hay, se debe a falta o deterioro de infraestructuras de captación y conducción, algo técnica y económicamente fácilmente solventable. Otra cosa es que la autoridad competente, la Confederación Hidrográfica del Duero, se ponga estupenda y no dé los permisos y licencias oportunos, o que conseguirlos cueste sangre, sudor y lágrimas. Respecto al agua para la agricultura, es cierto que tenemos comunidades de regantes sin garantía de recurso en los años más secos, y es cierto que tenemos superficies de secano que aspiran o aspirarían a convertirse en tierras de regadío si hubiera voluntad política para ello. Pero el Gobierno español, los de todos los signos políticos pero particularmente el actual, no está por la labor de fomentar los cultivos de regadío, y considera al campo como un factor que esquilma el recurso en calidad y cantidad. No valora que nuestro papel, el de agricultores de regadío, es el de producir alimentos en unas condiciones competitivas con otros territorios que tienen la dicha de disponer de mejor pluviometría en los meses de primavera y verano, y que por lo tanto no necesitan regar,  y no valora que la agricultura de regadío es la que impulsa el desarrollo económico en amplios territorios rurales, que en caso contario estarían despoblados y abandonados.  Pocas provincias han vivido un cambio tan positivo como ha tenido la provincia de León en el establecimiento de nuevos regadíos y modernización de regadíos, pero aún así, antes de ponerlo en valor, si es que lo ponemos, soltamos el “pero” de la desdicha que trajeron los pantanos. Como si otra alternativa hubiera sido posible sin convertirnos en un erial.

*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 21 de marzo de 2025.