BABIA Y LUNA

Esta semana se ha publicado en el Boletín Oficial de Castilla y León el Decreto por el que se aprueba el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Espacio Natural de Babia y Luna, en la montaña leonesa.

BABIA Y LUNA
 
Esta semana se ha publicado en el Boletín Oficial de Castilla y León el Decreto por el que se aprueba el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Espacio Natural de Babia y Luna, en la montaña leonesa. La declaración de este tipo de figuras de protección ambiental siempre ha estado, por lo general, bien vista por la sociedad y por la clase política, y en ocasiones hasta reiteradamente demandada. Los alcaldes de los municipios afectados siempre han visto en esto una fuente más de acceso a fondos públicos para afrontar obras o atender necesidades de los vecinos, algo que hasta hace unos años en parte ha sido cierto, pero que en los tiempos que corren se ve como muy lejano. Para algunos se abre una posibilidad poco cierta de que los nombren guardas del parque y por tanto funcionarios para toda la vida. Los hosteleros pensarán que es un buen reclamo para que lleguen visitantes, y será así, otra cosa es por cuántos días y con qué ganas de gastarse dinero en la zona. Y respecto a los intereses de quienes desempeñan una actividad agrícola o industrial, no tengo duda alguna que por lo general saldrán perjudicados, pero son una minoría a la que nadie va a tener en cuenta a la hora de legislar sobre esta materia.
 
La declaración de un espacio natural de estas características va a suponer una mayor protección de la fauna salvaje que en la misma proporción ocasionará daños no compensados en los cultivos, los prados y los animales domésticos. Las normas de construcción mucho más estrictas dificultarán, y de qué manera, el levantar naves ganaderas o instalaciones auxiliares para el manejo del ganado, y lo poco que se pueda construir, fruto de esas mayores exigencias y medidas correctoras, será más caro y por lo tanto restará competitividad respecto a otros territorios.
 
En resumen, la declaración de este espacio de protección puede que sea bueno para casi todos menos para los vecinos de Babia y Luna, como ocurrió en su día con los de Picos de Europa. Y ya que será una traba para la actividad económica, reconfortaría que a cambio se presenten más y mejores servicios públicos.
 
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 28 de febrero de 2014