Hay que joderse lo mediático que es el Papa Francisco
Amén
Hay que joderse lo mediático que es el Papa Francisco. He visualizado un video con el que dedica las oraciones del mes de abril a la defensa del papel y la labor de los pequeños agricultores, de los campesinos. Poco más y difícilmente mejor se puede decir ante las cámaras en algo más de un minuto, poco más que sirva como mensaje universal para reconocer el trabajo de millones de personas que cultivan la tierra en todo el mundo y que ocupan los lugares más recónditos del territorio. ¿Cómo se remunera tu precioso trabajo?. Esta pregunta que se hace Francisco vale para dar sentido a la agricultura de subsistencia en los países en desarrollo y para la agricultura más avanzada orientada al mercado de los países desarrollados. Porque la cuestión hoy, para el que produce alimentos, es saber quién se los va a comprar, a qué precio se los va a pagar y cuándo se los va a pagar. Y como los eslabones de la cadena no están equilibrados, como con las materias primas agrarias se especula desde los mercados y desde la política, nunca existe una mínima garantía de que el trabajo realizado y la inversión invertida vayan a ser recompensados. El Papa pide una vida digna para los campesinos del mundo, y es verdad que en esto poco tiene que ver la situación del sector primario en los países en desarrollo con la situación del agricultor de nuestro país o del resto de la Unión Europea. Hoy, afortunadamente, los agricultores de la Europa desarrollada no nos consideramos marginados en el trato como colectivo social, no nos consideramos de segunda categoría, tenemos acceso a la mayoría de los bienes de esta sociedad de consumo, nuestro trabajo está mecanizado y por lo tanto las jornadas laborales son absolutamente asumibles, y tenemos la ventaja de no tener un jefe y de trabajar en contacto permanente con la naturaleza. “Gracias campesino, tu aporte es imprescindible tara toda la humanidad”, dijo el Papa. Yo, que fui monaguillo muchos años, cuando terminó el video exclamé, ¡amén!.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 8 de abril de 2016.